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BALONCESTO. SEMIFINALES DE LA COPA DEL REY

Los grandes ya no asustan a nadie

El Caja San Fernando, de la mano de Turner, se mete en la final a costa de un Barça incapaz

Luis Gómez

No nos vamos a extrañar ahora porque el Caja San Fernando se plante en la final de la Copa cuando lleva media temporada disputándole el liderato de la Liga al Madrid. No es justo hablar de sorpresa cuando se ha visto cómo juega y cómo defiende este equipo, que tiene la marca de Imbroda. No dejemos de reparar que tiene un gran entrenador en el banquillo y un segundo entrenador en la cancha, el base Andre Turner, que celebra su tercera final de Copa consecutiva. No se trata de casualidades y menos cuando el Barcelona puso sobre la cancha todo lo que tuvo, sus muchos músculos y sus muchos centímetros, aunque no anduvo en una jornada muy feliz. El Caja San Fernando llevó el peso del partido sin ningún tipo de complejo, desde el primer segundo hasta el último, navegando certeramente en un marcador igualado. Está claro que los grandes ya no asustan a nadie. Señal de que ya no son tan grandes.Sumaba la primera semifinal a la mejor defensa contra el mejor ataque según dictaban las estadísticas. Cuando en el descanso, el Barcelona contaba 28 tantos en su marcador (por 34 de su rival), estaba claro quién estaba imponiendo su criterio. Por encima de los avatares del partido, del carrusel de cambios que practica Aito, del transformismo que operaba el Barcelona, el equipo andaluz seguía su camino. Lo hizo imponiendo desde el primer instante su autoridad en la zona, como dejando claro que al Barcelona le iba a costar mucho cualquier conquista de terreno. Dueñas quedó fuera de las posiciones de rebote y obtener una canasta en posiciones cercanas al aro se convirtió en una tarea imposible. Y lejos de tener que preocuparse el Caja de los hombres grandes azulgrana sucedió lo contrario, porque Scott se convirtió en una inesperada pesadilla en el aro propio (26 tantos en el partido).

BARCELONA 79 C

SAN FERNANDO 85 Barcelona: Rodríguez (12), Fernández (5), Gurovic (13), Alston (14), Dueñas (3), Esteller (14), Djordjevic (0), Rentzias (13), Navarro (5), Alzamora (0). Caja San Fernando: Turner (24), Anderson (10), Smith (2), Scott (26), Romero (10), Bosch (3), Salva Díez (0), Kornegay (7), Odriozola (3). Árbitros: Betancor, De la Maza y Llamazares. Unos 6.000 espectadores en el pabellón Font de Sant Lluís.

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Para remate estaba Turner, un especialista en este torneo. Un jugador ya experto que no necesita correr para dirigir, que puede dominar sin estar produciendo, que sabe manejar los tiempos. El Caja tenía de su lado la táctica y un hombre. Tenía las ideas claras, la calidad sobre la cantidad, lo necesario sobre lo accesorio. El Barcelona quiso imponerse a fuerza de añadir más dosis de cualquier cosa, de jugadores, de sistemas defensivos, de alternativas en el ritmo, y terminó buscando la desesperada. Tampoco encontró a un hombre entre tanto plantel para este partido: algo de Alston, algo de Esteller, algo de Gurovic y Rentzias, pero nada de Djordjevic (enfermo y claramente desconectado del partido en muchos momentos), nada de Dueñas, nada de Fernández. El Barcelona perdió el equilibrio de las cosas, razón de su derrota. Un poco de todo a veces es nada.

Según operaban los cambios en el banquillo de Aito, el Barcelona era más musculoso o más rápido, pero se advertía su impaciencia. A fuerza de buscar un partido más físico, terminó por estrellarse en el juego interior y perder casi toda noción de su juego exterior. Enfrente, el rival actuaba como un equipo engrasado, armonioso, incluso clarividente para sacar provecho de cada trampa que buscaba el Barcelona.

Estadísticamente podía apreciarse que todos los hombres del Barcelona eran susceptibles de repartirse las canastas. Todos sumaban sus puntos, pero ninguno estaba por encima de los demás, nadie llegó a los 20 tantos. Del lado contrario, la contabilidad se reducía a Turner (18 tantos en la segunda parte), a Scott (12) y a Anderson (10). De donde se deduce que, llegados al punto de máxima intensidad, uno llegó a la confusión y el otro supo mantener su ideario. Tras una ventaja de 16 tantos (55-71), el Barcelona intentó el arreón final en los dos últimos minutos (68-76). Hizo mucho ruido, pero no se cobró el derecho a tener una opción para ganar.

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