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Jaume Plensa reivindica para los artistas la función de crear belleza

"La belleza es un concepto poético en permanente transformación, pero lo constante que tiene es que es el único vehículo posible para la transformación de un colectivo. Y si los artistas tienen alguna finalidad o función es precisamente la de crear belleza. No veo porque tiene que dar verguenza hablar de belleza o de decoración en el arte". Jaume Plensa (Barcelona, 1955) no sólo reivindica la belleza en el arte, sino que insiste en que su objetivo como escultor es comunicar "energía positiva" al espectador. Intenta, en resumen, que sus obras estimulen a quien las mira a buscar en sí mismo o en su entorno espacios propios de creatividad, belleza o transformación personal y colectiva. En otras palabras, poesía en el sentido profundo del término. En la exposición que ahora presenta en la galería Toni Tàpies -la primera que realiza en una galería comercial barcelonesa desde hace seis años- , el artista presenta básicamente dos piezas que forman parte de diferentes series en las que ha trabajado durante los últimos años. Justo a la entrada, tras acceder desde la ruidosa calle de Consell de Cent a través de una puerta que en esta ocasión está casi a oscuras, aparece un címbalo suspendido del techo situado encima de un barreño metálico. Una gota de agua cae cada ocho segundos sobre el gong produciendo, si hay el suficiente silencio ambiental, un leve sonido reverberante. El címbalo lleva inscrita en relieve una frase del poeta y pintor William Blake que dice: "El receptáculo contiene, la fuente desborda". Esculturas de sonido "Comencé a utilizar estos gongs hace dos años en Italia y para mí son como una reflexión sobre la escultura en el sentido de que demuestran que para llenar un espacio no es preciso utilizar pesos y medidas, sino que el sonido y las vibraciones también son elementos útiles", afirma Plensa. "Este tipo de piezas suelo ponerlas en la entrada porque así obligo al espectador a purificarse a nivel sonoro, ya que oír este leve sonido exige un cierto esfuerzo". Las otras piezas de la exposición pertenecen a la serie Por a l"obscuritat y consisten en diferentes lamparitas con figuras infantiles que suelen utilizarse para facilitar el sueño a los niños que tienen miedo a la oscuridad. Enanitos, conejitos y otras formas infantiles aparecen situados encima de mesas o bancos de nailon blanco en un ambiente de penumbra. "Pienso que un niño durmiendo es la imagen poética más importante que puedo encontrar en este final de siglo; quiere decirlo todo. Y estas lamparitas que vigilan el sueño del niño simbolizan para mí la idea más alta de poeta que he encontrado. Ya decía Ausiàs Marc que el poeta tiene que estar siempre despierto, en vigilia". Plensa -que considera excesivo el protagonismo de los comisarios de exposiciones, "estos grandes profesionales del error"- tiene un año lleno de proyectos. La semana pasada inauguró una exposición, Love Sounds, en la Kestner Gesellschaft de Hannover; la próxima semana abre otra muestra en el Palais Liechtenstein de Viena y, entre otras, tiene previsto este año otras exposiciones en Chicago, París, Salzburgo y Madrid. "La de Barcelona tiene un gran significado porque con Toni Tàpies nos conocemos desde hace 23 años. Es la primera vez que puedo hacer una exposición con un amigo y he escogido las obras en función de esto. He intentado hablar de lo más puro que he encontrado, que son el sueño de los niños y el sonido del címbalo".

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