Dos aficiones en azul y blanco
La Real Sociedad y el Alavés se encontraron casi medio siglo después, en esta ocasión en Anoeta, en un nuevo derbi futbolístico demasiado accidentado en el césped (y en el túnel de vestuarios) y plenamente festivo en las gradas. La aficion del Alavés se desplazó de forma notable a San Sebastián, aunque en menor número del que hubiera deseado, en función de las entradas enviadas por el conjunto donostiarra. La confraternidad prevaleció en el graderío y en la calle. Lo accidentado del partido no afectó a las aficiones.
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