Holanda
Embolicados con el nacionalismo, numerosos seguidores del Barça, desde el utillero al president, se preguntan si no serán demasiados holandeses los que llenan el club (ocho jugadores, cuatro técnicos) en detrimento de la cepa catalana. En el Celta, en el Madrid, en el Chelsea o en la Fiorentina hay aproximadamente tantos extranjeros como en el Barça, pero la diferencia es que ninguno de esos equipos aspira a conquistar el Santo Grial; se conforman con ganar la Copa Intercontinental o incluso la Copa de Europa.Al Barça, no obstante, se le pide actuar como baluarte de la patria y esto exige, por coherencia, defensas, carrileros y rematadores patriotas. Pujol es quien más claro lo tiene y Núñez quien no quiere oír. ¿Solución? El Barcelona ha hallado, gracias a un historiador y miembro de su misma directiva, don Jaume Sobrequés, respuestas a los porqués. En primer lugar, el señor Sobrequés revela que si hay muchos holandeses en el Barça es debido a "que las aspiraciones catalanas son las de ser un país como Holanda, trabajador, moderno y progresista". Pero, también, porque " los holandeses lucharon en la edad moderna contra los españoles y los echaron; y ello despierta una gran simpatía, tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista de proyectos de futuro".
Los holandeses pues, de acuerdo a esta nueva tesis, han desembarcado en Barcelona para cumplir tanto con un proyecto de alcance cultural como con un plan de limpieza étnica. Muy lejos, por tanto, del club -según Sobrequés- la idea de eludir u olvidar los principios del fundamentalismo. De arriba abajo, las piezas fanáticas se unen en un solo corazón. En un sistema todo corazón, sin pies ni cabeza, como cualquier nacionalismo y, en consecuencia, inútil -cree Van Gaal- para jugar equilibradamente al fútbol.
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