El FIPA 99 reconoce "los mil rostros de Fernán-Gómez"
Biarritz es este mes la capital mundial de la televisión de calidad y de la televisión pública. No son sinónimos, pero debieran serlo "si los programadores no tuvieran como única misión ofrecerle público a los anunciantes y no fuese el dinero, en vez de los autores, quien lleva la voz cantante", según formula el realizador Marcel Bluwal. Durante una semana (del 19 al 24), el Festival Internacional de Programas Audiovisuales (FIPA) ofrece la oportunidad de descubrir la televisión en toda su diversidad, ya sea, serie, documental, creación no narrativa, debate o testimonio. Una gran gama de géneros para sus equivalentes cinematográficos.En 1999, el FIPA rinde homenaje a Fernando Fernán-Gómez, a "los mil rostros de un cómico", de quien se glosan sus más de 160 largometrajes y del que el certamen ha querido dar a conocer algunos de sus trabajos concebidos para la pequeña pantalla: Juan Soldado (1973), El pícaro (1974) y La mujer de tu vida (1992). El FIPA 99 también reconoce a otro español, al inclasificable cineasta y productor Honorio Rancaño, fallecido hace pocas semanas.
De entre las emisiones presentadas han destacado los sólidos seis episodios de la BBC The nazis, un trabajo realizado a partir de material documental conocido, pero también gracias a imágenes inéditas y entrevistas a antiguos dirigentes del partido nacionalsocialista. Presenta la vertiginosa carrera hacia el desastre criminal de un grupo de gente que se hace con el poder gracias a las urnas para a continuación embarcar a todo un país en su delirio patriótico-genocida.
El francés André Halimi tiene un objetivo más modesto en La délation sous l'occupation, un trabajo sobre la vertiente burocrática de la cobardía, análisis de los casi cinco millones de mensajes de delación enviados por los propios franceses a su policía o a las autoridades de ocupación. La esposa contra el marido, el padre contra la hija, el sacerdote contra uno de sus fieles, el cristiano contra el judío... Una correspondencia siniestra de gente que busca vengarse en la impunidad y que ofrece un retrato poco heroico de un país que ha mitificado su Resistencia. Entre las ficciones puede que la más espectacular sea la nueva versión de Vanity Fair, firmada por Marc Munden. Se trata de una cuidadosa reconstrucción del universo de Thackeray filmado en Londres, Brujas y en el valle del Rin, mucho más fiel al texto del novelista que la vertiginosa adaptación que en su día hiciera Mamoulian de la misma obra. Y como no hay que dejar descansar a los clásicos, aunque los haya firmado Raoul Walsh, el hidalgo de los mares, el capitán Horatio Hornblower se ha embarcado de nuevo, ahora a las órdenes de Andrew Grieve para cuatro capítulos que convierten el magistral precedente de Walsh en un videoclip.
Presencia hispana
La aportación hispana ha consistido en El secreto de la porcelana, una historia de espionaje industrial en el siglo XVIII firmada por Roberto Bodegas. La presencia de programas en español era, sin embargo, relativamente importante a través de producciones latinoamericanas, entre ellas el original argentino de Caiga quien caiga, con Mario Pergolini en lugar del Gran Wyoming. Según el periodista Pablo Sirvén, se trata de "una revista cínica de la realidad" y uno de los raros casos en que "una emisión producida por un país en vías de desarrollo logra exportar su modelo hacia los países ricos", pues no en vano "España e Italia la han adaptado, y dentro de poco los países escandinavos harán lo mismo".Y para acabar de demostrar que los festivales de televisión son mucho más libres que los de cine, el FIPA ha incluido entre los miembros del jurado a Jean-Philippe Toussaint, novelista y cineasta belga, autor de La télévision, una novela en la que el protagonista llega a la conclusión de que "las películas vistas en la pequeña pantalla son como los libros leídos en Braille", y critica la pretensión informativa de la televisión porque "ofrece el espectáculo, no de la realidad, sino de su representación".
