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Escritores y artistas reivindican la difusión de la obra de Joan Brossa en un homenaje al poeta

"La muerte hace justicia. Imagínate que se pudiese comprar la vida: los malvados no morirían nunca". Pocos días antes de su muerte, ocurrida el pasada 30 de diciembre, Joan Brossa confió esta reflexión a su amigo Vicenç Altaió. Esta peculiar forma de justicia le impidió celebrar su 80º aniversario, una fecha que esperaba con ilusión. Sus amigos decidieron mantener la celebración del cumpleaños, que se realizó ayer en la Fundación Joan Miró, en Barcelona, en un homenaje en el que poetas, editores e intelectuales reivindicaron el esfuerzo de instituciones y particulares para difundir la obra de Brossa.

El primero en tomar la palabra fue Eduard Castellet, presidente de la Fundación Joan Miró, en Barcelona, de la que Joan Brossa fue patrono. Castellet recordó al creador "heterodoxo", quien era capaz de dormirse en las reuniones ordinarias del patronato pero quien destacó por su ilusión y su empeño como miembro de la comisión de actividades del centro. Castellet resaltó que, para la Fundación Miró, sería un orgullo acoger el legado del poeta pero, en contra de algunas afirmaciones que han circulado recientemente, aseguró que ésta no es una cuestión cerrada. "El Ayuntamiento de Barcelona lo ha planteado, pero el patronato de la Fundación aún debe pronunciarse al respeto. No sería serio aceptarlo si no podemos acogerlo en condiciones y hay que ver si disponemos del espacio suficiente", subrayó. Centro de estudios El poeta Vicenç Altaió señaló: "Todos tenemos un deber con Brossa y debemos darnos prisa para construir un centro de estudios de Brossa total, para dar continuidad a su obra". El artista Frederic Amat llevó al acto su regalo de cumpleaños para el poeta: una pintura encabezada por un ocho y un cero que debía ser una careta en colores y que, debido a la muerte de Brossa, se ha convertido en los símbolos en blanco y negro "del infinito y del sol detenido". El también artista Perejaume hizo una valoración global de la obra del poeta: "Es una obra desarrollada en tres plateas diferentes: la del cartelismo y de las esculturas en la calle, la de la poesía y la del teatro que, en general, tuvo tres públicos diferentes. En el centro de estas plateas encontramos a Brossa, como una especie de mago que construía un personaje de naturaleza heterogénea que sólo se sostenía por la gravedad del espectador". El poeta Enric Casassas y la recitadora Carme Canela leyeron poemas de los dos últimos libros de Joan Brossa, que acaban de ser publicados y que se presentaron precisamente ayer en el marco del homenaje. Se trata de Sumari astral, 16 textos publicados por Edicions 62, y de La memòria encesa (Barcanova), una antología de poemas escritos por Brossa entre 1949 y 1996 y seleccionados por el propio autor, quien definió el libro en una nota introductoria con las siguientes palabras: "Un amplio mosaico fragmentado (...), una obra más de divulgación para iniciados a explorar la selva frondosa de mis poemas". El homenaje alcanzó uno de los momentos más emotivos con la audición del poema de Lorca De otro modo, que Brossa grabó el pasado 21 de diciembre. El homenaje fue clausurado por el músico Carles Santos, quien apenas tocó el piano instalado en el escenario para la ocasión. Se limitó a realizar una acción muy en la línea alternativa que marcó la trayectoria del poeta. En medio de su singular actuación dio unos cuantos mordiscos a un bocadillo que, después, dejó poéticamente abandonado en el teclado del piano. El editor Xavier Folch lamentó que Brossa nunca recibiera el Premi d"Honor de les Lletres Catalanes, recordó que el poeta "estaba dolido por la falta de difusión en su país" y se comprometió a publicar su obra completa.

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