Álvarez Cascos, un comentarista radiofónico defensor del toro
Francisco Álvarez Cascos es un "amante del toreo clásico, del purismo. Es un entendido muy riguroso y exigente, que sabe mucho de toros". Así lo recuerda José Antonio Mori, con quien el hoy vicepresidente del Gobierno compartió micrófono como cronista taurino de Radio Minuto de Gijón, luego Radio Ser Gijón, entre 1984 y 1987. Mori evocaba ayer en la SER, en el espacio La ventana, aquella época: "Era en el 84, el 85 y el 86, seguro, y puedo contar una anécdota, que hubo otro cuarto año, que fue el 87, creo recordar, que él también iba a ir, pero resulta que no pudo porque cogió una hepatitis, y entonces, curiosamente, por orden médica, está claro, tenía que quedarse en su casa, y todas las mañanas lo que hacía era llamarme, o yo le llamaba, y hacíamos una pequeña grabación. Entonces me contaba la vida del torero, la de los toros, lo que él consideraba oportuno de cada corrida. O sea, él me ponía un poco al día. Yo hacía llegar esas grabaciones a través de la emisora, y los pocos comentarios que yo podía hacer, y entonces él estaba, pero no estaba".Por aquellos años, Álvarez Cascos era el único concejal de Alianza Popular en el Ayuntamiento de Gijón, pero ya se apreciaban en él notables aspiraciones políticas. "Se notaba que políticamente era muy ambicioso. Pero en el trato personal era muy afable, siempre agradable y encantador con todos, muy distendido y dispuesto a colaborar como uno más", precisa José Antonio Mori, ingeniero industrial, de 38 años, hoy director comercial de una empresa de calderas de vapor y autoclaves industriales. Compatibilizaba en los años ochenta los estudios universitarios con el ejercicio del periodismo. Su afición taurina le viene de su padre, durante décadas veterinario en la plaza de El Bibio, de Gijón.
Mori, que hoy es miembro de la peña taurina Cocheras, asegura que Álvarez Cascos era un gran conocedor del arte de Cúchares. Al recordar los tiempos de crítico taurino del vicepresidente destaca que era "sobre todo torista, defensor del valor supremo del toro, frente a quienes hacen prevalecer la figura del diestro. Para Cascos, el secreto de la fiesta está en el trapío y la casta del astado". Era él quien juzgaba la labor del torero y el comportamiento del toro, "lo hacía con mucho rigor, apoyándose en fichas y notas manuscritas".
Su colega de micrófono afirma que el vicepresidente primero del Gobierno era buen compañero, aunque no tenía reparos en criticar con dureza a los toreros: "Les exigía. Yo creo que ésa sigue siendo una de las directrices que tiene hoy en día... Cada vez que tenía un fallo o había algo que no le gustaba, pues se exigía, se exigía mucho, ésa es la verdad".
Mori comenta que a Álvarez Cascos nunca le gustó que lo llamaran Paco. "Él era Francisco, y así quería que lo llamasen. Lo de Paco fue un invento de quienes pretendían aparentar trato muy familiar con él".
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