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Trena o trono

DE PASADAHay que seguir la llegada del cuerpo de policía al barrio por la prensa que es por donde uno se entera de las cosas que los comisarios -el de Vélez-Málaga se llama Miguel Madero: vocatio ab uteris- quieren que el público se entere de lo que dicen hacer. Dijo el vicepresidente de la Diputación de Málaga, Carlos García, flanqueando a Madero en un acto de aniversario de los ídem, que la poli cumple "servicio abnegado, oscuro y silencioso, que sólo notamos cuando no está". Lo han contrastado 200 universitarios de Barcelona. Y es que desde que los barrios tienen poli colega, los timadores de VPO, pequeños equilibradores del ecosistema de barrio, han caído en desgracia. En una semana han trincado en Málaga a dos "individuos orientales" (así dicen las noticias) que practicaban "el timo del chino" y otro "joven, malagueño de 23 años" por los timos del talonario, del panadero y del compasdic. Dicho así parecen fantasías genitales pero no son más que pasar por las casas cuando no está el padre y vender por dos talegos un talonario que cuesta una libra, un disco compacto, un vídeo de promoción o una barra de pan duro por un piquillo. Telefónica hace lo mismo con mucha menos gracia: pero no hay poli por cable para esta estafa. La desgracia de los "individuos orientales" se oyó por la radio, en la SER. Los detenidos tenían fijación con las maquinitas tragaperras y un imán del carajo. Así que iban al bar, pedían puleva, echaban monedas en la de las frutitas, un poquito de paripé perdiendo, sacaban el imán con discrección hasta que las manzanas hacían bingo y la máquina escupía la pasta como si le hubieran dado licor de Mariñas. Los chinos se iban con la pasta, pagaban el puleva y media parroquia se jiñaba en Confucio. Desde que el poli del programa 2.000 de Aznar es uno más del barrio -ya se sabe que al cuerpo le gusta pasarse por los bares para informarse y comprar lotería- ni timo del chino ni del panadero. Y ha sido venir la policía de barrio y soltar a Jesús Gil, traumatizado y con bufanda del Atleti. Entre todas las entrevistas del sentir del marbellí mientras su alcalde debatíase entre angina de pecho y desove genital, una trasciende. Un humilde pescador decía: "Si Gil nos roba el dinero a los marbellíes, y a nosotros nos parece bien, ¿por qué tiene que venir de fuera nadie a encarcelarlo; esto es cosa nuestra?". Cosa Nostra. De momento han trincao a los chinos, que eran un peligro. HÉCTOR MÁRQUEZ

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