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Noticias bien diferentes

Hay noticias buenas o malas, gozosas o tristes, motivos de orgullo y vergonzantes. Entre las primeras hemos tenido la concesión del título de doctor honoris causa por la Universidad de Sevilla a dos ingenieros de gran valía. Con frecuencia escucho a Juan Teba por la radio y el martes le oí hablar de un Javier Benjumea sabio por la inteligencia, por la edad y por la intensidad de lo que ha vivido. La edad la vamos alcanzando todos inexorablemente, pero la inteligencia y la intensidad de la vida hay que trabajarlas, y cuando ese esfuerzo fructifica en bien de la sociedad merece ser galardonado. Me alegro de que la ingeniería suba al podium del saber y el logro intelectual. La otra noticia a la que me quiero referir ha llegado a serlo precisamente por todo lo contrario: como evidencia de la más profunda ignorancia. Es sonrojante que aún exista quien pretenda insultar a una persona mandándola a la cocina. Mucho se ha dicho sobre ese desgraciado incidente y aún me parece poco estando, como estamos, a punto de entrar en el siglo XXI. Es que andamos dos pasos adelante y uno atrás. Cuando andamos tan precipitados, cuando todo se puede comer prefabricado y congelado, encontrar el tiempo suficiente para aprender a guisar y disfrutarlo se puede considerar un lujo. En estas tierras del Sur, la cocina suele ser un lugar alegre y luminoso, donde se cultiva un placer y una ciencia, aunque sea la de las tapas, donde se llega con la compra y se saca de las bolsas el pescado, la fruta y las verduras para contemplarlas en su color violento, tersas y brillantes, antes de guardarlas hasta el momento de ponerlas a guisar para ser comidas. Sobre el placer de cocinar sólo puedo hablar como espectadora, y lo siento, pues los que no hemos penetrado en ese conocimiento nos lo perdemos. En cualquier caso y desde que se acabó la esclavitud -hecho histórico que algunas personas parecen ignorar-, la cocina no es ninguna celda de tortura ni lugar de deshonra o vejatorio; es incluso probable que algún usuario suyo alcance un día el título de doctor honoris causa por su saber en el arte de la gastronomía.BEGOÑA MEDINA

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