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JORDAN DESVELA HOY SU FUTURO.

Jordan, al borde del adiós

Consternación en EE UU ante el anuncio de que la estrella de los Bulls puede anunciar hoy que deja el baloncesto

Ni el comienzo del juicio de Bill Clinton, ni los nuevos enfrentamientos con Irak, ni la euforia de Wall Street, ni la ola de frío en el Noreste: la primera gran noticia norteamericana del año, la que ayer abría y dominaba todos los informativos y despertaba verdadero interés popular, es que Michael Jordan va a anunciar hoy en Chicago que cuelga las zapatillas. La noticia era esperada -al final de la Liga de la NBA, el pasado junio, el jugador de los Chicago Bulls ya anticipó que ésa podría haber sido su última temporada- y todavía no es oficial -Jordan celebra hoy una conferencia de prensa para dar su versión-, pero, no obstante, consternó a Estados Unidos casi con la fuerza de un atentado o un magnicidio.En este país que adora el deporte, sólo el también afroamericano Muhammad Ali (Cassius Clay al comienzo de su carrera de boxeador de los pesos pesados) ha alcanzado en este último medio siglo la extraordinaria popularidad de Michael Jordan. Pero la estrella de los Chicago Bulls ha ido incluso más lejos que Muhammad Ali: no es sólo un deportista inconmensurable y todo un fenómeno social, sino también un personaje adorado por los niños -gracias, entre otras cosas, al filme Space Jam-, y una industria en sí mismo -él y todos los productos con él relacionados han aportado a la economía norteamericana 10.000 millones de dólares (algo así como 1,5 billones de pesetas), según la revista Fortune-.

Pues bien, Jordan, según diversos amigos suyos citados por los medios de comunicación de EE UU, piensa anunciar hoy su retirada del baloncesto. Le mueven toda una serie de factores: el primero de ellos, la edad. Jordan -llamado "Air Jordan" por su capacidad para volar hacia la canasta- cumplirá 36 años el próximo mes. ¿Y qué?, se pregunta el público. Si está en plena forma, si su última temporada, en la que consiguió para los Chicago Bulls su sexto título de la NBA en ocho años, fue la más brillante de su carrera. Si aquel último partido frente a Utah Jazz, con aquella canasta conseguida en el último segundo tras arrebatarle la pelota a Karl Malone, fue el mayor recital de baloncesto de todos los tiempos. Pues precisamente por eso, decían sus amigos.

Jordan siempre ha dicho que planeaba retirarse en el cenit de su carrera. Para que la historia le recuerde como un héroe invencible. Otros factores coyunturales parecen pesar también en su decisión. Entre ellos, la crisis de la actual temporada de la NBA, superada la pasada semana por el acuerdo entre los jugadores y los propietarios de los clubes. La Liga podría comenzar el mes próximo, pero con tres meses de retraso. Será más corta y, sin duda, más deslucida que lo habitual. A Jordan, se dice en el seno de su equipo, también le influye el que su entrenador favorito, Phil Jackson, no vaya a dirigir a los Bulls en la próxima competición. En su lugar lo hará Tim Floyd.

La retirada de Jordan, de ser confirmada hoy por el interesado, sería la segunda en los últimos años. En octubre de 1993 ya abandonó los Bulls, añadiendo que también colgaba las zapatillas de baloncestista. Quería, dijo, dedicar más tiempo a su familia e iniciar una carrera en el béisbol, un deporte que siempre le ha fascinado. Tras dedicar 1994 a jugar, sin mayor lumbre, con un modesto equipo de béisbol, Double-A Birmingham Barons, anunció su regreso al baloncesto y los Bulls en la primavera de 1995. Eso hecho deja abierta una puerta a la esperanza de un nuevo retorno. Pero esta vez, dada su edad y la brillantez de sus últimas temporadas, la puerta es mucho más pequeña.

Ni Jerry Reinsdorf, el propietario del equipo de los Bulls, ni Tim Hallam, el portavoz del club, ni David Falk, el agente del jugador, quisieron ayer confirmar o desmentir la retirada de Jordan. Preguntados por los periodistas, los tres emplearon la fórmula norteamericana habitual en estos casos: "No tengo comentarios que hacer en este momento". Pero la noticia venía avalada desde la mañana por su difusión en diarios prestigiosos como The New York Times y USA Today.

Jordan, que pasó las vacaciones navideñas en las Bahamas, donde el único deporte que practicó fue el golf, regresó a Chicago a comienzos de semana. Lo primero que hizo fue citar en su casa a sus amigos y compañeros de equipo Scottie Pippen y Ron Harper. Salvo que hablaron del futuro de los Bulls, no ha transcendido el contenido de esa conversación. Pero sus compañeros ya interpretaban como una retirada potencial el que no se haya entrenado como baloncestista desde el pasado verano.

Jordan era saludado ayer como el jugador más grande en la historia de la NBA. Él, que se incorporó a la NBA en 1984, ha sido la estrella indiscutible del baloncesto de los años noventa, logrando eclipsar las huellas dejadas en los ochenta por atletas tan grandes como Magic Johnson y Larry Bird. Sin el rey de los anillos, la competición que debe comenzar el mes próximo será no solo la más corta, sino también la menos vistosa en mucho tiempo.

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