El Calderón reclama la libertad de Gil

La palabra "libertad", escrita en pancartas y en boca de los aficionados, dominó el graderío del Vicente Calderón, que no se llenó, pese a que todas sus entradas fueron regaladas a los espectadores. Pancartas institucionales, colocadas por el club, bordearon tres zonas de las gradas. Repetían 12 veces la palabra "libertad". "Libertad para Gil", fue el grito con que los aficionados saludaron el final del comunicado que antes del partido leyó el vicepresidente tercero del Atlético, Lázaro Albarracín, en apoyo a Jesús Gil.La sombra del presidente del Atlético de Madrid pesó en el ambiente previo a un partido con algo más que los tres puntos en juego. "Gil, libre ya", figuraba en la pancarta exhibida por el Frente Atlético. "Veredicto, inocente", se leía en otra. "Ni socialistas ni populares", indicaba otra. El sillón presidencial del palco estuvo vacío. Quien lo ocupa se tuvo que conformar con presenciar el encuentro por televisión desde la celda de una cárcel malagueña. Enrique Cerezo y Lázaro Albarracín presidieron el partido como vicepresidentes segundo y tercero, respectivamente. Muy cerca de ellos, los familiares más próximos del presidente: sus hijos Miguel Ángel (director general del club) y Óscar Gil Marín y su hermano Severiano. El palco del Atlético registró en esta ocasión un vacío significativo de autoridades. Se redujo al presidente de la Federación Madrileña de Fútbol, Vicente Temprado.

Instantes antes del encuentro, durante un par de minutos, Lázaro Albarracín leyó un comunicado en apoyo de Gil. "El presidente me pide", leyó Lázaro Albarracín, "que os transmita su afecto, lleno de cariño y, sobre todo, de nostalgia". "Jesús Gil no está aquí", continuó leyendo el vicepresidente tercero del Atlético, "privado de libertad por colocar en las camisetas del equipo el nombre de Marbella. Hoy, en el Calderón, queremos demostrarle nuestra amistad y solidaridad. Apoyamos a un hombre de bien, honesto y trabajador".

Gritos de "Jesús Gil, libertad" cerraron la lectura del comunicado. Partieron sólo del fondo sur, donde se coloca el Frente Atlético. Mientras tanto, en los videomarcadores del campo se mantuvo durante unos minutos, hasta que empezó el partido, un retrato de Gil. En el primer minuto de juego llegó el primer gol y el presidente pasó a segundo plano.

"Su situación, respetando la justicia, es incoherente. Y nuestro presidente va a ver en una celda de una cárcel un partido emotivo y esto es muy triste", concluyó Albarracín, que calificó de "desaprensivos" a ciertas personas que vendieron entradas, a 1.000 y 2.000 pesetas, hasta que intervino la policía.