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Goles para abrir el año

Fue una jornada de las de antes, de esas que suelen recordar los más nostálgicos mientras narran las hazañas de Zarra, Di Stéfano o Kubala. Una jornada de otros tiempos, con partidos que terminan 7-1 o 6-2. Lo nunca visto. La Liga española, que malvivía ahogada en la racanería, se vio ayer inundada de goles. Hubo 45, una cifra que no se veía en España desde la primera jornada de la temporada 55-56, en la que se logró uno más.Lejos está, todavía, el récord absoluto: los 59 goles que se hicieron en la segunda jornada de la temporada 50-51. Los máximos culpables de lo ocurrido ayer fueron muchos, casi todos. La excepción la ponen el líder, el Mallorca, y el colista, el Tenerife. Los grandes, por fin, se unieron al Celta en aquello del espectáculo y la banca goleadora saltó hecha pedazos.

El Barça abandonó el 98 abrazado al desastre y estrenó el nuevo año haciéndole un siete al Alavés. A Van Gaal no le quedó más remedio que confiar en los jugadores españoles y puso en liza un equipo tan irreconocible como

demoledor. Rivaldo fue Rivaldo y Luis Enrique volvió a golear. Pero para héroe, Oscar, que en 14 minutos hizo dos goles para sonrojo de quien corresponda.

El Madrid fue menos contundente y su zarandeo al Tenerife, el nuevo colista, no resultó tan sonoro (4-0). Guti, otro al que sólo llaman de vez en cuando, se hizo oir, y Raúl puso lo demás. El cambio de técnico en el Tenerife enterró el topicazo y certificó lo que viene siendo habitual: a entrenador nuevo, derrota segura.

Tuvieron pegada los dos grandes y la tuvo el Celta. Pero esto no sorprende. A golpes de fútbol el conjunto vigués está haciendo la Liga de su vida. Su rival, el Oviedo, se enteró de qué iba la historia cuando ya tenía cinco goles en el morral. Consiguió dos, encajó uno más y firmó una derrota escandalosa (6-2).

Que en la fiesta de goles cabían todos lo demuestra la presencia en ella del Betis. Fue volver Alfonso al equipo y ponerse éste a hacer goles (4-1 al Villarreal) quizá para demostrarle a Clemente que, se ponga como se ponga, resulta más gratificante ganar por cuatro que por uno.

El Atlético, aun plagado de bajas, atrapó una victoria imprescindible en El Sardinero, que le sirve para acercarse al Mallorca, todavía el líder, que comienza a parecer un extraño en el paraíso y que fue ayer, junto al Tenerife, el único incapaz de hacer un gol en una jornada sencillamente inolvidable.

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