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Entrevista:

"La Administración catalana va a la deriva y está llena de comisarios políticos"

Carod-Rovira ha rechazado las llamadas que se han hecho para forjar una alternativa conjunta de la izquierda a Jordi Pujol y ha optado por una estrategia equidistante entre CiU y el PSC. Pregunta. ¿Cómo evalúa la propuesta de alianza del centro izquierda lanzada por Pasqual Maragall? Respuesta. Es la expresión de la incomodidad que representan para Maragall las siglas de su partido. Sólo se puede apoyar cuando se tiene muy poca confianza en el propio proyecto. Esconder o disimular la propia identidad sólo solucionaría provisionalmente la papeleta ante las elecciones al Parlament. Pero cuando hubiera elecciones para el Parlamento español, ¿qué forma adoptaría la izquierda catalana? Esta es la inversión que hace ERC: confianza en la validez de las propias siglas, y proyecto autónomo, diferenciado, de la izquierda nacional. P. Un partido que aspira a ser la izquierda nacional, ¿puede basar su estrategia en la equidistancia entre CiU y el PSC"? R. Nosotros nunca hemos utilizado la palabra equidistancia. Hemos dicho que nos sentíamos tan alejados del centralismo como de la derecha, del yupismo urbano como del caciquismo rural, etcétera. ERC tiene vocación de mayoría y trabaja para que la balanza política, que hoy se mueve del centro hacia la derecha, pase a moverse hacia la izquierda y en clave nacional. Queremos superar el modelo de la transición, que comparten CiU y el PSC. P. Pero habrá elecciones y ERC puede verse obligada a abandonar la equidistancia y a escoger entre CiU y el PSC. ¿Qué considerará prioritario, los temas sociales o los nacionales? R. Insisto en que no hablamos de equidistancia. No somos bisagra de nadie. Pretendemos renovar el discurso y la práctica política de los últimos 20 años, que han abierto un abismo entre derechos nacionales y sociales. La apuesta de ERC es unir izquierda y nación: no caeremos en la falsa dicotomía de elementos que se contraponen aparentemente, cuando en realidad son dos caras de un mismo proyecto. Hasta ahora, CiU ha monopolizado la idea nacional y el PSC la progresista, pero me siento profundamente distante de la concepción provinciana, mediocre y cursi que CiU tiene de la cultura nacional. Al mismo tiempo, me pregunto qué tiene que ver la izquierda con el terrorismo de Estado, la corrupción, la financiación irregular de partidos y el tráfico de influencias. P. ¿Considera también responsable a Maragall de estos problemas que achaca al PSOE? R. No lo personalizo de ninguna forma en Maragall, que ha hecho una brillantísima tarea como alcalde de Barcelona. Pero es militante de un partido que tiene detrás un inventario de aspectos positivos, pero también de aspectos desastrosos. P. Jordi Pujol lleva 18 años como presidente de la Generalitat. ¿Una victoria de Maragall supondría un avance hacia la nueva etapa en la historia de Cataluña que usted está reclamando? R. Siempre hemos dicho que no es bueno que haya las mismas personas durante demasiado tiempo en las mismas instituciones porque se crean tics patrimonialistas y de corruptelas e influencias alrededor del personaje, a menudo sin su conocimiento. Además, al Gobierno de la Generalitat no sólo le faltan competencias, sino que le sobra mucha incompetencia. La Administración va a la deriva, con una gran cantidad de comisarios políticos con el carnet de CiU en la boca, generalmente inútiles e incompetentes que en la empresa privada no habrían durado ni 15 segundos. Cualquier medida de regeneración de esto ya es positiva de entrada. Pero uno se pregunta si la renovación puede venir garantizada por el PSC, que en algunas administraciones del ámbito local ha realizado prácticas similares a las de CiU en la Generalitat, y tiene la losa de ser una federación más del PSOE. P. En 1980 usted militaba en Nacionalistes d"Esquerra. Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo ve la actitud de ERC, que favoreció la llegada al poder de Pujol? R. ERC optó por apoyar un Gobierno presidido por Pujol después del gran error que cometió el PSC, que no quiso incorporarse al Gobierno. El PSC se equivocó y muchos de los errores posteriores son consecuencia de aquel error inicial. P. ¿No teme que aquel recuerdo condicione a los votantes de izquierdas ahora que los resultados se presentan de nuevo abiertos y ERC aclara su política de alianzas? R. Parece como si ERC tuviera que estar justificándose siempre de una sola parte de su historia. Éste es el partido que gobernó Cataluña, el partido que proclamó la República, el partido que combatió el fascismo y que sufrió más que nadie la represión del franquismo. ¿Es que el PSOE dejó de ser de izquierdas por gobernar con el PNV en el País Vasco? Nosotros hemos estado estigmatizados por posiciones a priori, según las cuales ERC debía justificar siempre por qué es de izquierdas. En cambio, no tenían que hacerlo aquellos que durante años habían compartido un modelo que se cayó en el Este de Europa ni aquellos que tienen en su balance terrorismo de Estado y corrupción. La ERC que tratamos de construir conecta directamente con la de Francesc Macià y de Lluís Companys, de los sectores populares y de clase media. ERC proviene de la tradición de un socialismo democrático sobre fundamentos libertarios, que es la propia de este país. P. ¿Qué aporta ERC al debate de renovación de las izquierdas? R. Tenemos la osadía de decir que a la izquierda le falta un discurso moderno sobre la cotidianidad. Las izquierdas de este país no sólo han regalado la idea nacional a la derecha, sino que se han mostrado incómodas ante otras realidades sociales sobre las que no había discurso porque también se le ha regalado a la derecha. P. ¿Por ejemplo? R. La empresa no puede ser sólo un marco permanente de reivindicación: es también un lugar de creación de riqueza, de puestos de trabajo, especialmente en Cataluña, donde la mayoría de la población trabaja en pymes y muchos empresarios son de clase media. Otro ejemplo: la familia. La izquierda debe tener un discurso sobre la familia distinto al de la derecha. ¿O es que la gente de izquierdas no tiene familia? Debe ser, evidentemente, distinto al de la derecha, que mantiene la autoridad paterna. Y lo mismo con la seguridad: ¿o es que nos gusta que nos roben? La diferencia es que la izquierda debe prevenir el delito y las causas que lo causan. Además, las izquierdas deben tener una nueva relación con el poder: fijar límites a su ejercicio, enfocar de forma distinta temas como el protocolo, los coches oficiales, los gastos de representación... P. ¿El independentismo es un freno para hacer de ERC el partido de la izquierda nacional? R. Yo hablo de construir un espacio de izquierda nacional donde quepan todos los demócratas de izquierdas que hagan planteamientos políticos en clave nacional. Lucharé para que la soberanía que reclame Cataluña sea la máxima, sabiendo perfectamente que su expresión dentro de 15 o 20 años ya no puede ser la misma que la del siglo XIX. Nosotros también debemos reflexionar sobre esto. P. Parece que su proyecto no se limita al independentismo. ¿Supone esto recuperar las señas tradicionales de ERC, que nunca había sido un independentista hasta que llegó Àngel Colom? R. Quiero precisar que en 1931, cuando el pueblo de Cataluña votó el Estatuto en referéndum, lo hizo a partir del reconocimiento del derecho a la autodeterminación. ERC reclamó en 1931 la necesidad de Cataluña a tener un Estado y en aquel momento dijo que debía federarse a escala peninsular, que también incluye Portugal. Los años treinta fueron la última oportunidad para articular los pueblos de la Península en un marco federal. Pero esto es pasado. Hay que mirar hacia el futuro, que es Europa. Cataluña debe aspirar a convertirse en una entidad estatal, federada con el resto de Estados de la Unión Europea. Josep Lluís Carod-Rovira Secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils, 1952) acaba de ser proclamado candidato de Esquerra Republicana a la presidencia de la Generalitat. Una vez superada, aparentemente, la escisión, Carod-Rovira pretende que ERC se convierta en el punto de referencia de la llamada izquierda nacional, pero guardándose aún todas las cartas para posibles pactos tras las elecciones.

"Maragall ha hecho una tarea brillantísima, pero el inventario del PSC tiene aspectos desastrosos" [CN] "La izquierda no puede regalar a la derecha el discurso sobre la empresa, la familia y la seguridad"

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