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FÚTBOL - LIGA DE CAMPEONES

El Athletic cumplió con lo prometido

El Galatasaray fue incapaz de empatar ante un rival aplicado y ambicioso

El partido tenía un aspecto extraño. Luis Fernández, preocupado a priori por la imagen pública ante las suspicacias, decidió dar una oportunidad a los más desfavorecidos de la plantilla. Confiaba en la energía de los más necesitados (entre ellos, Julen Guerrero) y les premió con la responsabilidad. El Galatasaray con la gloria al alcance de la mano se manejaba con tanta prudecia que desconcertaba cualquier precisión. Ni los goles del Juventus, ni el de Julen Guerrero le despertaron de su mimética programación. Al poco tiempo se descubrió el enredo: el Galatasaray es un equipo muy escaso, sin más imaginación que la del anárquico Hagi, cuya limitaciones miden las del equipo que abandera.El Athletic respondió a las previsiones de su técnico. En busca del orgullo, respondió con fragor y entrega. Con un centro del campo descompensado perdió el equilibrio con la misma facilidad que escarbaba en las carencias de su oponente. Julen Guerrero reclamó su jerarquía con un gol que combinó por igual la pillería y la sutileza. Fue un detalle de calidad en un partido demasiado básico en su desarrollo, muy alejado del nivel y la tensión exigibles al compromiso.

Athletic, 1

Galatasaray, 0Athletic:I. Etxeberria; Larrainzar, Carlos García, Ferreira, Larrazabal; Jorge Pérez (Lasa, m. 75), Nagore (César, m. 84), Felipe, Javi González (Joseba Etxeberria, m. 77); Guerrero y Ezquerro. Galatasaray: Taffarel; Umit, Fatih, Popescu, Filipescu; Okan, Tolunay (Burak, m. 69), Suat (Vedat, m. 69), Hasan Sas (Emre, m. 80); Hagi y Arif Goles: 1-0. M. 43. Julen Guerrero se anticipa a Fatih tras un centro de Felipe, y bate a Taffarel de tido potente. Árbitro: Urs Meir (Suiza). Amonestó a Suat, Okan, Umit y Nagore. Unos 18.000 espectadores en San Mamés. Los jugadores del Athletic llevaron brazaletes negros en señal de duelo por la muerte deAitor Zabaleta, apuñalado en Madrid, antes del comienzo del partido At. de Madrid-Real Sociedad. Algunos aficionados bilbainos mostraron pancartas de apoyo al pueblo kurdo.

El Athletic, tirando de catálogo, cumplió con lo promteido: una despedida orgullosa, muscular que acabó convirtiéndose en superioridad manifiesta. El Galatasaray, no. Ni siquiera lo intentó cuando la adversidad le sobrevino de forma altarnativa en Turín y en San Mamés. La victoria del Juventus ante el Rosenborg le facilitaba la clasificación con un simple empate ante el Athletic. Pero lo intentó de forma tan rudimentaria que agredía la más básica concepción del fútbol. Sólo asomó por el área cuando el Athletic se embarulló en defensa. El balón fue su enemigo y Hagi, su líder, un visitante tan ilustre como perezoso. Al final perdió los nervios . El Athletic ganó prestigio, dinero UEFA y amigos en Turín.

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