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Sale a la luz el epistolario de Manuel de Pedrolo

Dejando de lado la parte de su obra a la que normalmente se le atribuyen adjetivos como popular y prolífica, Manuel de Pedrolo (L"Aranyó de la Segarra, 1918 - Barcelona, 1990) dejó constancia de su amor por la escritura, de su grafomanía, en los centenares de cartas que escribió a lo largo de su vida y que permiten acercarse a un escritor especialmente celoso de su intimidad y que vivía de forma voluntaria apartado casi totalmente de la vida pública. La oportunidad de acercarse a este mundo viene de la mano de la Universidad de Lleida, que acaba de publicar dos volúmenes que recogen medio millar de cartas del escritor La Biblioteca Literaria de Ponent, una colección de la Universidad de Lleida que está dedicada a recuperar textos y autores de las comarcas leridanas, compró a la viuda y a la hija del escritor los derechos de autor sobre las cartas, casi el único material que no pertenecía a Edicions 62, editora de la extensa narrativa pedroliana. El joven estudioso Xavier García, targarino como Pedrolo y autor de la edición de su obra poética, recogió pacientemente durante nueve años todo el material epistolar que estaba muy disperso y se entrevistó con los posibles corresponsales del escritor. El resultado son dos volúmenes de casi 1.000 páginas que recogen 453 cartas inéditas y minuciosamente anotadas del autor de Joc brut. En ellas se nos aparece un hombre fiel a sus principios progresistas, íntegro, pesimista y lúcido, lector acérrimo de la obra de los escritores extranjeros de su tiempo y que asumía con naturalidad el fracaso de su opción profesional. Dos etapas El Epistolari Manuel de Pedrolo se divide en dos periodos: de 1930 a 1959 y de 1960 hasta el año de su muerte, en 1990. Aparte de las entrañables cartas a su padre y a su tía, muchas escritas desde el frente (las destinadas a su futura esposa las destruyó poco antes de morir), cabe destacar la larga correspondencia que mantuvo con Maurici Serrahima y Ricard Orozco, así como las cartas a Gabriel Celaya, Josep Palau i Fabre, Guillem Viladot o Carles Riba. El epistolario incluye un apéndice con las tarjetas que le envió Salvador Espriu, así como una exhaustiva bibliografía sobre la obra de Pedrolo.

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