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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Objetores de conciencia en Turquía

No salgo de mi asombro. El embajador de Turquía en Madrid (a quien podría sonarle mi nombre si ha leído todas las cartas que muchas personas llevamos tiempo escribiéndole -y que no contesta- pidiéndole que presione en su país para que no se encarcele a los objetores de conciencia y que se reconozca la objeción de conciencia como derecho fundamental), en una carta a su periódico -al parecer, sobre terrorismo-, menciona lo muy presente que tienen el Parlamento y la Administración turcos los temas de derechos humanos y de la tortura (EL PAÍS, 21 de noviembre pasado).Hace más de un año que un objetor de conciencia al servicio militar no contesta las cartas de todas las personas que le escribimos desde el extranjero a las cárceles donde le van enviando por negarse a empuñar las armas, porque ya ni le permiten escribir en un idioma que no sea el turco. ("Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia", artículo 12 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Él lleva muchos más años en lucha por el reconocimiento de la objeción de conciencia, y es castigado por ello como otras personas de su entorno. En la Declaración Universal de los Derechos Humanos no sólo se legitima la negativa a realizar una acción impuesta como un deber porque repugne a la propia conciencia ("Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión", artículo 18), sino que, además, se deja claro que los derechos humanos son para todas las personas y que un Estado no puede limitar un derecho para "garantizar" otro: "Nada en la presente declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado o a un grupo o a una persona para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta declaración" (artículo 30).

Considerando el caso de los pacifistas en Turquía, no sé qué idea tienen las autoridades de ese país de lo que son los derechos humanos, ni en qué consiste esa "concienciación decidida a todos los niveles de la Administración para que los derechos humanos sean respetados escrupulosamente", que su embajador Gün Gür saca a colación. Quizá le tengan mal informado.- . .

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