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UNIVERSIDAD EL FILÓSOFO FRANCÉS CLAUSURA EL CURSO "RETÓRICA DE FIN DE SIGL

O" Derrida sostiene que para elaborar la Historia hay que repensar la forma de interpretar los testimonios

El filósofo francés Jacques Derrida, padre de la llamada filosofía de la deconstrucción -palabra de su invención, a la que asegura "no haber amado jamás"- engrosó ayer la lista de universidades donde ha dado clases o ha sido premiado, con su participación en la clausura del curso Retórica de Fin de Siglo organizado por la Universidad de Valencia. El autor de La escritura y la diferencia, que ha combatido todas las corrientes sesentayochistas (sobre todo, el estructuralismo, el marxismo y el psicoanálisis) hurgó una vez más en asuntos tan trasversales como la memoria, la mentira o la ausencia de testimonios a la hora de elaborar la Historia, ante lo cual propuso repensar la forma de interpretar las pruebas documentales para que ésta cobre más fuerza.

"En poesía, nunca el testimonio es tanto el autor, como el testimonio es el lenguaje", resume el profesor José Luis Falcó, del Departamento de Teoría de los Lenguajes, que ha organizado el curso. Es más, lo que Derrida piensa en relación a la poesía lo hace extrapolable a la Historia también. Esta es la tesis que el filósofo francés planteó ayer en su extensa conferencia Politics and Poetics of Testimony. Como apuntó el profesor Manuel Asensi, que actuó como introductor de la conferencia, "lo que Derrida se plantea es que en realidad, nadie puede comprobar la verdad o la falsedad de lo que se está diciendo". Por tanto, añade Asensi, "las claves para hacer Historia pasan por un repensamiento de la forma de interpretar los documentos, las señales, las pruebas que existen, que tienen que estar elaboradas en el seno de un consenso general de quienes participan en la confección de esa parte de la Historia, tanto en un sentido político como textual". Jaques Derrida (Argel, 1931) mantuvo ayer el tono demoledor y reflexivo que inauguró en sus primeras obras, en 1967, -La Gramatología y La escritura y la diferencia- cuando nació lo que se conoce como la deconstrucción. Un concepto que -como señaló Asensi- abarca toda "una forma de pensar y de escribir que tantas pasiones en sentido positivo y negativo ha despertado en Estados Unidos, Europa y Oriente". El autor de La carta postal y su más reciente Políticas de la amistad volvió ayer a privilegiar la voz y la palabra, por encima de la presencia, que es el concepto sobre el que, a su juicio equivodamente, se ha cimentado y extraviado la cultura occidental. La diferencia Derrida prefiere, en su lugar, situarse en la dialéctica de lo no presencial, lo que él mismo denomina la differance. Un concepto, que significa a la vez lo diferente y la diferencia, y que sólo puede provenir de la escritura. De ahí la necesidad de la deconstrucción. Frente a los discursos políticos, las retóricas institucionales y mediáticas, todas ellas articuladas en la presencia, Derrida propone la urgencia de la deconstrucción, de desmontar, desarticular las piezas de la farsa interpretativa y hurgar en "lo singular irreductible". El filósofo ha aclarado en inumerables ocasiones que la deconstrucción, como tal, "no se reduce a un método, ni a un análisis. Va más allá de la crítica misma". "Para mí", sostiene Derrida, "va siempre con una exigencia afirmativa. Diría incluso que no tiene lugar sin amor". En esa dirección, aunque sin definirse como un deconstructivista puro, Ángel López, el catedrático y promotor junto con el patronato Cinc Segles del curso Retórica de Fin de Siglo con el que la Universidad de Valencia da luz verde a las reflexiones y debates que nutrirán la celabración del quinto centenario de su fundación, se quejó ayer de que "en los últimos siglos la universidad ha conocido y vivido una lamentable parcelación de las enseñanzas". "Hace cinco siglos cuando nuestra universidad se fundó, todas las áreas estaban interrelacionadas (...) Y hoy hemos llegado a un extraño proceso de fragmentación, de materias en compartimentos", prosiguió mientras, con cierto optimismo, invocaba el momento actual: "El tiempo que vivimos es otra vez el de la reunificación, el de la aldea global del saber". Por eso, explicó el catedrático, con la celebración de los cinco siglos, la Universidad debe recuperar el sentido etimológico del término "universidad", que tiene una dimensión muy universal, donde todo está relacionado. "Y es ahí, donde el Departamento de Teoría de los Lenguajes está obligado a tender puentes". En esa misma dirección, el rector de la Universidad de Valencia, Pedro Ruiz, además de acudir en calidad de rector a las Escuelas San José, donde se ha celebrado el curso a lo largo del mes de noviembre, prefirió mostrar su vocación de catedrático de Historia Contemporánea y lanzó un homenaje al lema del curso Retórica de fin de siglo, afirmando que "la retórica está en este momento en el centro del debate historiográfico".

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