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La República de Kalmikia amenaza a Rusia con la secesión

Yevgueni Primakov advirtió del peligro de que Rusia se rompa en pedazos cuando intentaba ganarse la confianza de la Duma, el pasado septiembre. Sin embargo, nunca hasta ayer había adquirido este temor carta de naturaleza. Kirsán Iliumzhinov, presidente de la república de Kalmikia, poblada por mongoles budistas a orillas del mar Caspio, acusó al Ministerio de Finanzas de bloquear económicamente a su región, dijo que ésta ha quedado separada de hecho de Rusia y prometió pedir la formalización jurídica de la situación.Desde la secesión de Chechenia, que al menos formalmente sigue dentro de Rusia, nadie había llegado tan lejos, aunque las dificultades económicas por las que atraviesa el país más grande del planeta han provocado que diversos líderes regionales hayan puesto en entredicho su fidelidad al Centro, intentado salir del bache sin ayuda de Moscú y olvidando la solidaridad interregional.

"Mientras que Chechenia", afirmó Iliumzhinov, "aún sigue recibiendo dinero de Moscú, Kalmikia no está consiguiendo ni un rublo para pagar las becas de los estudiantes, vacunar a los niños, mantener las maternidades o aplicar programas contra las plagas. Por eso, urgiremos a Rusia que nos conceda el estatuto de miembro asociado de la federación o, simplemente, nos separaremos de Rusia". Luego matizó que la ruptura no sería total y que la "asociación" que tiene en mente supondría que la república tendría un presupuesto separado, aunque las cuestiones fronterizas y de defensa seguirían en manos de Moscú.

El anuncio del presidente se precipitó, probablemente, por el cierre del Banco Nacional de Kalmikia, con el que las autoridades federales han cancelado todo trato. Iliumzhimov gobierna con mano de hierro, reprimiendo toda oposición. El pasado junio fue asesinada la directora del único periódico que se atrevía a plantarle cara. Un ex asesor de Iliumzhinov y otro que aún lo es fueron detenidos como supuestos responsables del crimen tras la investigación abierta por el fiscal general ruso, que arrebató el caso a las autoridades kalmikas. Iliumzhinov, por tanto, tiene también agravios con el Gobierno central que podrían no ser ajenos a su espantada.

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