_
_
_
_

La trastienda de la ciudad

Los polígonos y zonas industriales ocupan en Andalucía 80 millones de metros cuadrados, lo que supone alrededor de 12 metros cuadrados de suelo industrial por cada mil habitantes. Huelva se sitúa muy por encima de este valor medio, ya que dispone de más de 30 metros cuadrados por cada 1.000 habitantes, valor comparable, por ejemplo, al de una provincia relativamente industrializada como Girona. La provincia que más se aleja del valor de referencia es Granada, que no alcanza los 6 metros cuadrados. Las actividades industriales se concentran en más de 200 puntos de la región, aunque la mayoría se ubican en las comarcas cercanas a las grandes ciudades. Muchos de los problemas que genera este sector vienen determinados por una localización incorrecta. El único estudio detallado sobre esta cuestión lo llevó a cabo el Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) a comienzos de los años 90. Desde entonces se han introducido algunas medidas correctoras, como el establecimiento de ayudas públicas para el traslado de industrias situadas en áreas habitadas o la necesidad de someter determinadas actividades a evaluación de impacto ambiental, pero algunos de los problemas que entonces se detectaron siguen sin resolverse. Sin red de saneamiento Según el estudio del IFA, existen 19 polígonos que carecen de red de saneamiento, con lo que las aguas residuales se eliminan en el mismo emplazamiento y de forma inadecuada. Aunque sólo son 400 hectáreas de suelo industrial las afectadas por este déficit, el vertido de residuos líquidos industriales al subsuelo puede ser especialmente grave allí donde puedan verse afectados recursos hídricos. La mayor parte de las industrias conectan directamente con la red de saneamiento de los municipios del entorno, lo que supone mezclar vertidos industriales y urbanos, para lo que la mayoría de las depuradoras no están preparadas. En lo que se refiere a residuos sólidos, sólo un 9% de los polígonos analizados disponían de un vertedero controlado y en un 34 % no existía servicio de recogida de basuras. El vertido incontrolado de residuos líquidos o sólidos es especialmente grave en los polígonos situados sobre acuíferos sensibles, una situación relativamente frecuente. El 47% de las áreas industriales analizadas por el IFA se levantan sobre depósitos subterráneos de agua catalogados como muy vulnerables a la contaminación, algo que ocurre sobre todo en Sevilla y, en menor medida, en Málaga, Cádiz y Córdoba. El desarrollo industrial de algunas comarcas se ha llevado a cabo despreciando el valor agrícola o ecológico de los terrenos sobre los que se iban situando las diferentes actividades. Las áreas más afectadas han sido los entornos de las grandes ciudades, y en especial las situadas en la franja litoral. La localización de macropolígonos, con industrias altamente contaminantes, como los de Nuevo Puerto en Huelva o Guadarranque en la Bahía de Algeciras, han supuesto un fuerte deterioro de las marismas contiguas. Un caso similar, aunque de menor incidencia ambiental, es el de la Bahía de Cádiz, parte de cuyas zonas húmedas han sido destruidas para ganar suelo para las industrias. Otros espacios afectados han sido las vegas fluviales con paisajes agrícolas sobresalientes, como las de Granada y Adra (Almería). Algo más del 75% de las áreas industriales de la región se localizan en valles y campiñas, sobre suelos cuya capacidad de uso agrícola se considera excelente o buena. En ocasiones, este fenómeno ha sido inevitable, al escasear el suelo poco fértil en el entorno de ciudades como Sevilla o Jerez (Cádiz). La excesiva proximidad a núcleos habitados es otro problema frecuente. De entre todos los casos estudiados destaca el impacto ambiental que sufren las poblaciones próximas a los polígonos industriales de Huelva, Cádiz y Algeciras, ya que en ellos abundan las industrias energéticas, químicas y petroquímicas, altamente contaminantes. En algunas aglomeraciones urbanas, como ocurre en Sevilla y Málaga, las molestias ocasionadas a la población se generan, además, por la congestión que sufren sus áreas metropolitanas, a la que la industria contribuye en buena medida por el deficiente diseño de muchas zonas industriales.

Parques de fin de siglo

En los últimos años, numerosas actividades terciarias han comenzado a ubicarse en la periferia de las ciudades: equipamientos públicos de todo tipo, desde hospitales hasta centros universitarios, pasando por complejos deportivos o palacios de congresos; modernos centros de transporte y comunicaciones; grandes instalaciones de ocio y diversión, como recintos feriales o parques acuáticos, y, sobre todo, centros comerciales de gran tamaño. A escala regional, los hipermercados y otras grandes superficies, dedicadas a la venta de todo tipo de artículos, han triplicado su número en los últimos cinco años. Al margen de la aparición de nuevos hábitos de consumo, los sociólogos consideran que, de alguna forma, estos recintos han venido a ocupar el papel que desempeñaban los parques y jardines. Al igual que ocurre con los polígonos industriales, estos equipamientos comerciales y de ocio han causado el deterioro de amplias zonas de suelo rústico próximo a los núcleos urbanos, alterando el paisaje o la imagen típica de cada localidad. En algunos casos, no se han integrado correctamente en las redes y servicios de transporte, de forma que en sus inmediaciones se suelen generar problemas de congestión del tráfico. Finalmente, el diseño de estos complejos, fiel a la moda de los países de donde proceden, sigue el esquema de grandes edificios herméticos, cerrados al exterior, de manera que se origina un elevado gasto energético en iluminación y climatización artificial. En contadas ocasiones se adaptan a las posibilidades del clima andaluz, aprovechando de forma eficiente las ventajas que ofrece en cuanto a luz y temperatura natural.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_