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Expulsado por un beso

Moya, técnico del Hospitalet, sancionado por "conducta impropia" con un juez de línea

Que un entrenador acabe expulsado en un partido de fútbol no es una situación atípica. Pero que le expulsen por dar un beso a un juez de línea ya es menos corriente. Eso fue lo que le ocurrió el pasado sábado a Ramon Moya, entrenador del Hospitalet, equipo de Segunda División B. Ahora, el técnico espera que prospere el recurso que su equipo ha planteado y que el hecho no le cueste una sanción.

La explosión de alegría de Moya era comprensible. El Hospitalet había dominado el partido desde el minuto 65 gracias a un gol de Ventura. Pero cuando sólo faltaban 15 para la conclusión, Santos empató aprovechando el rechace de un penalti. Sin embargo, fuera ya de los 90 minutos reglamentarios (en el 92) Diego Martín marcó el gol de la victoria.

Fue el segundo triunfo en casa en seis partidos. Y Moya no sólo saltó del banquillo, sino que buscó al masajista para abrazarle. Pero en el camino tropezó con uno de los jueces de línea, Carmelo Bernat, y no se le ocurrió nada mejor que darle un beso en la mejilla. "Se quedó perplejo", cuenta Moya. "No sabía cómo reaccionar. Pero levantó el banderín y le contó al árbitro lo ocurrido. Entonces me mostró una tarjeta amarilla y, como era la segunda [la primera fue motivada por protestar un penalti] me expulsó".

Tras el partido, el colegiado y el juez de línea comentaron la situación y explicaron su decisión. "Debíamos hacerlo, tanto para justificarnos ante el público como para aplicar el reglamento", le dijeron a Moya. En el acta, el beso fue descrito como "una actitud inapropiada". Según Moya, que lleva siete años entrenando en Segunda B y dirigió a Espanyol y Tarragona, la pasada temporada ocurrió un caso similar en un partido del Orense y al técnico le perdonaron el partido de sanción.

"Al fin y al cabo", afirma Moya, "es mucho mejor hacer eso que tirarle piedras al árbitro, o insultarlo, ¿no? Estaba tan contento por aquella victoria que si hubiera topado con un poste lo habría escalado". No es la primera vez que Moya muestra su alegría de una forma extrovertida. El año pasado, el Hospitalet ganó al Figueres por 1-0, tras marcar en el minuto 90, y lo celebró con una voltereta. "El corazón va muy rápido y a veces no lo controlo", concluye.

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