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El PSOE acusa a Ruiz-Gallardón de querer regalar 10.000 millones a Repsol

La frustrada operación urbanística por la que el Gobierno pretendía levantar un Palacio de Justicia y recalificar suelo para un rascacielos de Repsol en la plaza de Castilla suscitó ayer en la Cámara regional un duro enfrentamiento entre el portavoz socialista, Jaime Lissavetzky, y el presidente regional, Alberto Ruiz-Gallardón. Lissavetzky acusó al Gobierno del PP de "hacer el ridículo" al anunciar estos proyectos sin haberse asegurado antes los derechos sobre el suelo y calculó que la idea original del PP se traducía en "un regalo de más de 10.000 millones de pesetas" para la entidad petroquímica.

"El PP pretendía dejarle a Repsol la parcela para su rascacielos por 9.000 millones de pesetas, cuando su valor real de mercado en esa zona ronda los 20.000 millones", espetó el diputado socialista.La ruinosa operación, según esos cálculos, tenía un culpable, afiliado al Partido Popular. Lissavetzky tildó a Ruiz-Gallardón de "irresponsable" y le reprochó su afán por "tirarse a la piscina y hacerse fotos" anunciando proyectos urbanísticos ambiciosos que luego tiene que retirar de urgencia.

Con el ambiente ya muy caldeado, el presidente de la Comunidad respondió que el PP se ha erigido en "el defensor de los ciudadanos", puesto que en la plaza de Castilla se construirá finalmente un parque público, mientras que Lissavetzky "encarna al mejor defensor de los reversionistas", los titulares de los derechos de reversión en el solar del Canal de Isabel II que pretendieron obtener una cantidad superior a los 2.500 millones que les ofrecía la Administración regional.

El "caso Renfe"

Ruiz-Gallardón destacó la ética de su Gobierno al "no consentir la especulación" en la plaza de Castilla y demostrarlo con la construcción de un parque. Después comparó esa conducta con la demostrada por el PSOE en 1990, cuando estalló el caso Renfe, donde unos terrenos de San Sebastián de los Reyes generaron plusvalías de más de 1.000 millones de pesetas, que pasaron, en sólo unas semanas, de las manos públicas de Renfe a manos privadas.Esta alusión de Ruiz-Gallardón disparó los aplausos en las filas populares y las protestas en los bancos socialistas, que arreciaron al escuchar la siguiente apostilla del presidente regional: "Lo último que había pensado es que el portavoz de los socialistas en la Asamblea es el portavoz de los especuladores".

Lissavetzky, muy enojado, calificó de "patéticas" estas acusaciones, que asoció con el "nerviosismo del PP por la evolución de las encuestas ".

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Ángel Pérez, presidente y portavoz de Izquierda Unida, siguió el debate como oyente y, ya en los pasillos, añadió unas gotas de sorna: "Parece que ese niño airado que es Ruiz-Gallardón habla de hacer un parque como una amenaza. Pues que cumpla su amenaza y haga el parque".

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