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FÚTBOL: LIGA DE CAMPEONES

Mucho fútbol, poca renta

El Juventus controló sin juego y el Athletic aportó las ocasiones

El Athletic malgastó en Turín otro nuevo ejercicio futbolístico. Le pudieron sus errores en ambas porterías y resucitó a un rival que pareció más obtuso que él y más rácano. Para andar por Europa se reclama mas actitud determinante. Porque en realidad la cita no era tan a ciegas. A pesar del secreto sumarial que Luis Fernández otorga a cada una de sus alineaciones, su discurso de humildad traducía una actitud estratégica que repetía el diseño de San Mamés. Con distintos actores y en distinto escenario, pretendía recitar el mismo guión: ahogar los espacios del Juventus, dificultar su maniobrabilidad y minar su terreno de juego. En San Mamés, las minas se repartían por todo el campo; en Turín, se concentraban en la parcela rojiblanca, despejando el resto del terreno de juego a las correrías de dos futbolistas veloces. En quince días ha cambiado algo fundamental: no era lo mismo el Juventus como visitante renqueante que como anfitrión pletórico.El volcánico Fernández (como le definía ayer la prensa turinesa) había decidido huir de excesos verbales o cualquier asomo de bravuconería para asumir y ratificar el papel secundario del Athletic. A partir de ahí se podía jugar al gato y al ratón frente a un equipo más definidido por la presión de su pedigrí. Esa era la cuestión: hacer lo mismo que en San Mamés, pero de otra manera y con algunos otros futbolistas.

JUVENTUS 1 - ATHLETIC 1

Juventus: Peruzzi; Tudor, Iuliano, Montero; Di Livio, Tacchinardi, Davids, Pessotto; Zidane, Del Piero; Inzaghi.Athletic: I. Etxeberria; Imaz (Lacruz, m. 55), Ferreira, Carlos García, Larrazabal, Lasa; Alkiza, Ríos, Guerrero; J. Etxeberria y Ezquerro (Urzaiz, m.65). Goles: 0-1. M. 45. Gran jugada personal de Etxeberria, que desde la frontal del área mete un pase en profundidad para Guerrero que salva por bajo la salida de Peruzzi. 1-1. M. 65. Error de Imanol Etxeberria en la salida de un córner, que propicia un débil remate de Montero y Lasa, en el despeje, marca en su portería. Árbitro: Hugh Dallas, escocés. Amonestó a Guerrero, Lasa y Davids. Expulsó a Lacruz por doble tarjeta amarilla (m.82). Unos 40.000 espectadores en el Estadio Delle Alpi.

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Claro que alzado el telón la estrategia, la previsión del partido puede destrozarse con un toque de tobillo: lo dio Zidane para Del Piero y la pierna de Imanol Etxeberria salvó el guión cuando apenas trascurrían tres minutos. El asunto esaba claro: el Athletic quería encarcelar a Zidane entre Ríos, Guerrero e Imaz y el francés buscaba insistentemente a Del Piero entre los costados de los centrales. Inzaghi los movía a ambos lados.

Pero el Athletic, minuto a minuto, afianzo su personalidad. Guerrero le daba la salida necesaria, por su habilidad natural para retener y mover el balón. Tras el susto inicial, el Athletic recuperó la capacidad de respuesta y en media hora se había procurado un par de jugadas peligrosas y una acción dudosa de Montero sobre Etxeberria en el área. Más que el juego el Athletic trataba de equilibrar las sensaciones del partido, gestionar la escasez y resistir el empujón.

Luis Fernández había decidido reducir el campo a la mínima expresión moviendo pieza entre la línea de medio campo y la línea de fuera de juego que trazaba una defensa en línea. El riesgo produjo efectividad, asentó al equipo aunque asumía un riesgo constante y fue trasteando las opciones creativas del Juventus. A pesar de la incapacidad de Ríos para frenar a Zidane, el equipo de Lippi se fue haciendo más obtuso en su búsqueda permanente de la espalda defensiva del Athletic y la velocidad de Inzaghi y Del Piero.

El Athletic crecía con Guerrero, cada vez más ajustado en la lectura del partido para favorecer la salida del equipo y habilitar la velocidad de Etxeberria y Ezquerro. En realidad, el internacional rojiblanco se había echado el equipo a la espalda, asumido el fiel de la balanza y discutido la jerarquía del encuentro con el propio Zidane. Ni Davids ni Tacchinardi acababan de cerrarle los espacios.

Y en esto llegó el gol en una jugada que resumía las características de sus protagonistas: Joseba Etxeberria se escapó con un taconazo de sus dos marcadores para habilitar a Julen Guerrero que ejerció sus dos perfiles más acentuados como llegador y como rematador.

En realidad, Luis Fernández había vuelto a sorprender a Lippi, como lo hiciera en San Mamés. Entonces (como reconoció el técnico juventino) extrañó la alineación de dos delanteros en vez de los tres que esperaba. Ayer, dejó en la caseta a Urzaiz cuando Lippi había previsto tres centrales musculosos para garantizarse la tranquilidad aérea, algo que Fernández había minusvalorado en beneficio de la velocidad de los dos delanteros elegidos. Por ello, Lippi perdía ofensivamente a sus carrileros (Di Livio y Pessotto), cuidadosos con las incursiones del Athletic.

No era tan ruin el juego del Athletic como pudiera parecer a simple vista. Era una actitud tan engañosa como subterránea: bajo una disposición conservadora, transitaba un fútbol básico, de control y apertura a los costados que bastaba para apurar al rival y proveer al porcentaje de ocasiones que pretendía su técnico. A la tercera jugada halló el gol y en la primera de la segunda parte tuvo el partido en una tiralíneas ofensivo que Lacruz, a placer, envió contra el cuerpo de Peruzzi. Lippi asumió la sopresa y dio entrada a un tercer delantero. La derrota le hizo reaccionar y la alternativa desconcertó a la defensa rojiblanca. Imanol Etxeberria, fiel a su costumbre europea, añadió un nuevo desacierto en las salida y fabricó el embarullado empate juventino.

Un nuevo error personal volvía a arruinar el ejercicio rojiblanco. Es su cruz, unas veces en la portería rival (Lacruz, Etxeberria), otras en la propia (Imanol Etxeberria). Europa puede esperar.

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