Caminero fue suficiente

Caminero fue suficiente. Fue él quien decidió el momento en el que el partido debía caer del lado de su equipo, cómo debía hacerlo y además lo hizo con maestría. Al Valladolid le faltaba algo. Había rematado hasta siete veces contra el portero del Oviedo, tenía un rival al que no le preocupaba marcar, sólo que no le marcasen. El Valladolid se llevó los tres puntos y la sensación de que con Caminero gana mucho fútbol. Poco a poco el grupo de Kresic gana en coherencia, en capacidad para dar sentido al argumento que propone en cada partido. El Oviedo ofreció la peor versión de sí mismo y pudo llevarse de Valladolid un buen número de goles, de no haber sido por su portero.El choque vivió relajado toda su primera parte, provocado sobre todo porque al Oviedo no le apetecía la lucha cuerpo a cuerpo; se encontraba cómodo manteniendo las distancias y encerrado en su área. Alrededor de Esteban organizó Fernando Vázquez una sucesión de murallas presionantes a las que resulta imposible encontrar fisuras. Y todo ello a costa de una renuncia explícita a pasar del centro del campo con el balón en los pies. El Oviedo sentía sus ausencias, la de Nadj, la de Iván Iglesias, la de Fabio Pinto. Por momentos el trabajo se reducía a presionar, romper y bloquear.

Al Valladolid no le descentró la pinta del rival y se embarcó en un ejercicio de paciencia a la espera de un espacio abierto hacia la portería de Esteban. Sin embargo, el esfuerzo resultaba complicado, porque al Valladolid le sobra energía y le faltan maneras de canalizarla.

Con todo, el Valladolid ganó los puntos en todo momento y lo tuvo que hacer a balón parado. Julio César cabeceó dos saques de esquina pegados al palo, Moreno sacó de la línea de gol un voleón de Marcos, Peternac estrelló en Esteban un disparo a bocajarro. El equipo de Kresic empezaba a hartarse de errar ocasiones y el inicio de la segunda parte sólo servía para prolongar la enfermedad. Y en eso apareció Caminero: recogió el balón al borde del área y buscó la pared, la encontró en Víctor, que le devolvió el balón, y cuando estaba delante de Esteban templó con la derecha, dio rosca y marcó.

Sin embargo, Caminero no quiso quedarse ahí. Tenía la boca caliente y unos cuantos minutos después realizó una extensa interpretación del contragolpe, para darle a Peternac el segundo gol medio hecho. Fue suficiente, aunque el Oviedo recortara distancias.