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FÚTBOL: PRIMERA DIVISIÓN

El Mallorca también suma en Riazor

El Deportivo desaprovechó una excelente primera parte

Xosé Hermida

Su liderato ha sido efímero, pero eso es una bagatela estadística. El Mallorca salió indemne de Riazor, un destino poco propicio para las visitas y donde dejó su conocida impronta de grupo serio, poco dado a adornar el fútbol, pero extraordinariamente indigesto para sus rivales. El conjunto de Cúper italianeó en la primera parte, en la que llegó a adelantarse frente a un Deportivo que le estaba superando claramente y que pasó incluso por momentos espléndidos. Pero el Mallorca aflojó el freno en el descanso, bajó al Deportivo de su pedestal y se fue de Riazor invicto como había llegado.Sin haber reunido los méritos mínimos, el Mallorca se puso por delante cuando el Deportivo buscaba el gol con empeño y buen criterio. En su favor puede aducirse la robustez de su estructura y la magnífica ejecución de la jugada que propició su gol, todo un ejemplo del arte del contragolpe, gracias a un extraordinario pase del lateral Olaizola más propio de un centrocampista organizador. Pero al margen de las virtudes colectivas del Mallorca, el partido había estado siempre bajo gobierno coruñés, y los visitantes, aparte de su férreo armazón defensivo, apenas se dejaron ver por la finca de Songo"o.

DEPORTIVO 1 - MALLORCA 1

Deportivo: Songo'o; Armando, Ramis (Romero, m. 58), Naybet, Bonnissel; Flavio, Mauro Silva, Ziani (Scaloni, m. 84), Fran; Djalminha (Bassir, m. 69) y Flores.Mallorca: Roa; Olaizola, Marcelino, Siviero, M. Soler (Carreras, m. 87); Lauren (Niño, m. 76), Engonga, S. Soler, Stankovic; Dani y Biagini (López, m. 71). Goles: 0-1. M. 32. Rapídisimo contragolpe del Mallorca, tras un balón rechazado en su propia área que recoge Olaizola, mete en profundidad por la derecha hacia Dani, éste avanza hacia la portería y abre a la izquierda para que Biagini marque sin oposición. 1-1. M. 43. Penalty que transforma Djalminha con una suave baselina por el centro de la portería. Árbitro: Medina Cantalejo. Amonestó a Armando, Scaloni, M. Soler, Marcelino y Engonga. Unos 20.000 espectadores en Riazor.

El Deportivo ofrece esa imagen desconcertante de los equipos que están aún en fase de maduración, y alterna los momentos estupendos con desapariciones inexplicables. Su primera parte de la noche hizo concebir esperanzas, porque los coruñeses se mostraron menos inconstantes de lo habitual y su desempeño resultó irreprochable. El Mallorca le cedió la pelota y el Deportivo ni se sintió incómodo con la invitación a asumir el peso del partido, ni perdió la paciencia ante las dificultades que le planteaba el andamiaje defensivo visitante.

En la primera parte, el Deportivo tiró a puerta con serio peligro en no menos de media docena de ocasiones y ni siquiera el traicionero gol del Mallorca le condujo a la desesperación. Poco antes del descanso, la fortuna, esquiva hasta entonces, acudió en su socorro. Flores se dio el piscinazo en el área y el árbitro, Medina Cantalejo, picó con toda la candidez del principiante. El penalti lo tiró Djalminha, quien, sin miedo al ridículo, recurrió a una de sus especialidades y burló a Roa al estilo Panenka, es decir, con una exquisita vaselina por el mismo centro de la portería.

Tras el descanso, el Mallorca se soltó el ronzal y frecuentó más el área de Songo"o. Un par de acometidas visitantes terminaron por equilibrar el partido, que ya nunca más volvió a transcurrir en la dirección única que hasta entonces le había impuesto el Deportivo. En el bando local se agudizó su más clamoroso defecto: el Deportivo es un equipo hemipléjico, con una excelente a la izquierda, pero absolutamente paralizado a la derecha por la presencia de Flavio, un futbolista que, si bien va abandonando su actitud indolente, nunca profundiza por la banda, lo que priva al conjunto de una importantísima vía de penetración. Con Fran exhausto y Djalminha sacrificado por una sorprendente decisión de Irureta, el Deportivo ya no recuperó el tono frente a un Mallorca que pocas veces deslumbra, pero que ofrece en cada partido un tratado de sentido común.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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