Los accionistas de Aguas aceptan a Lamo de Espinosa como presidente

Los principales accionistas de Aguas de Valencia, SA, (AVSA) -Saur (45%), BCH (16%) y Banco de Valencia (5%) reanudarán los contactos con vistas a negociar una salida negociada a la batalla que iniciaron en julio por el control de la compañía. Los tres aceptan a Jaime Lamo de Espinosa, ex ministro de Agricultura con la UCD, como presidente en sustitución del fallecido Fernando Abril Martorell. Dos obstáculos torpedean un posible acuerdo: el futuro del consejero delegado, Álvaro Aguirre, y el concurso de Egevasa.

Las informaciones sobre un posible acuerdo entre los accionistas de Aguas de Valencia eran ayer contradictorias. Mientras el Banco de Valencia y Saur, filial del grupo francés Bouygues, negaban su existencia, en AVSA, dirigida los dos últimos meses por el consejero delegado, Álvaro Aguirre, se insistía en que las negociaciones habían entrado en la recta final. Nadie sabía tampoco a ciencia cierta si el consejo de administración previsto para el viernes por AVSA estaba o no debidamente convocado, dado que Saur, el único socio capacitado para ello, lo negaba rotundamente y posponía su celebración a la semana próxima. Lo único claro claro ayer era que Bancaixa y Saur tienen pendiente una reunión en la que harán un último esfuerzo por llegar a un acuerdo, y que los tres accionistas principales de AVSA aceptan a Jaime Lamo de Espinosa, ex ministro de Agricultura en tiempos de la UCD y asesor del presidente de la Generalitat, Eduarzo Zaplana, como presidente en sustitución del fallecido Fernando Abril Martorell. El consenso en torno a la continuidad del consejero delegado, Álvaro Aguirre, era, sin embargo, casi imposible. El accionista francés, que, según fuentes de AVSA, ha elevado su participación accionarial del 45% al 49%, no está dispuesto a dar su brazo a torcer e insiste en la marcha de Aguirre. Saur pide el puesto de consejero delegado para uno de sus representantes.. El vicepresidente de la Fundació Bancaixa, Vicente Montesinos, suspendido cautelarmente como consejero de AVSA por un juzgado a los dos meses de su nombramiento, recuperaría su puesto. Y el último obstáculo sería el concurso para la privatización del 49% de Egevasa, la compañía de Aguas Potables de la Diputación de Valencia. Los franceses exigen que Aguas de Valencia concurra en solitario al concurso o, si tiene que ir de la mano de alguien, sea ella quien controle la mayoría del capital. El 22 de octubre, fecha en la que finaliza el plazo de presentación de las ofertas, será decisivo si no se alcance antes un acuerdo. De no haberlo, el Grupo Bancaixa se presentaría al concurso de Egevasa con las constructoras Urbaser (Grupo Dragados) y Lubasa, y AVSA lo haría en solitario. La única incógnita sería cuál es la ganadora. Así las cosas los contactos se reanudarán pero el acuerdo parece difícil. El Grupo Bancaixa, accionista de AVSA a través del Banco de Valencia, que había guardado un silencio sepulcral en torno al conflicto, realizó a última hora de la tarde de ayer una declaración oficial. La entidad declaró muy escuetamente que había reanudado los contactos con los otros accionistas de AVSA, aunque restó importancia al desenlace. "Para Bancaixa ésta no es una cuestión de Estado, en el sentido de que si se llega a un acuerdo, bien; y si no, se buscará cualquiera de las muchas otras posibilidades existentes, porque es un negocio [el del agua potable] interesante, pero no decisivo para el grupo", declaró un portavoz. La entidad financiera considera que "puede alcanzarse un acuerdo en el que se respeten los intereses de Bancaixa", pero tampoco quiere hacer de este asunto "una defensa numantina" ni adoptar "posturas maniqueas". El Grupo Bancaixa pidió a las otras partes -Saur y BCH- "que se respeten los principios gerenciales", lo que se interpreta como una defensa del consejero delegado, Álvaro Aguirre, a la sazón director general de la sociedad, y enfrentado con el accionista mayoritario de AVSA. El grupo financiero rechazó cualquier mediación que proceda de terceros. El último recurso del accionista francés es convocar una junta extraordinaria de accionistas y recuperar con la fuerza de sus votos el control de AVSA. Un paso que Bouygues, a pesar de su tamaño, ha desestimado hasta la fecha.