De Manhattan a Andalucía
El cordobés José Antonio Rodríguez es uno de nuestros guitarristas más distinguidos. Casi un clásico, aunque el título que dio a este concierto, que es el de su próxima grabación, pueda desorientar. Pero antes de llegar a estas bulerías con sonidos neoyorquinos -cuyo total flamenquismo el artista reivindica negándose a ser sepultado en el revoltijo de oscuridades de ese saco para todo que es la llamada música de fusión-, hizo un recorrido por algunas de las composiciones propias que han jalonado su carrera. Comenzó él solo con farruca y tarantas. Confieso que fue lo que más me gustó, pues Rodríguez es un guitarrista delicado y sensible que con sólo acariciar levemente una cuerda de su guitarra ya puede transportarnos al mundo de la emoción. Y esto, en definitiva, es lo importante, porque si la música no nos emociona es que algo se está quedando por las afueras. Cuando el músico se "encierra" a solas con su guitarra es cuando realmente percibimos que nos está diciendo más cosas, y más hermosas. Después, ya, rodeado de su grupo -formado por excelentes profesionales: Soler a la percusión y Nieto al bajo, por ejemplo-, todo es más convencional. Los tangos, por citar un estilo, me parecieron monocordes y reiterativos, sin chispa personal. Y es que en esta música colectiva que tanto se da en el flamenco hoy, es difícil encontrar la nota que se nos quede clavada, la frase que nos diga algo realmente distinto. Por supuesto que José Antonio Rodríguez y sus acompañantes se situaron en un plano de alto nivel técnico y obtuvieron gran brillantez, especialmente en esas bulerías de Manhattan... realmente espectaculares. Pero regresemos a esta Andalucía sureña que parió el flamenco. Los jóvenes ganadores del 2º Concurso de Intérpretes de la Bienal se mueven por estos lares -Málaga, Jerez, Sevilla- y tuvieron su ocasión de lucir los flamantes premios. Paco Javier Jimeno en la guitarra, un tocaor seguro, sobre todo en el acompañamiento al cante. Melchora Ortega, cantaora genuinamente jerezana, con mucha fuerza pero de maneras un tanto vulgares. Rafael de Carmen, bailaor con maneras aunque abusa de lo que casi todos los jóvenes abusan, demasiado zapateado, demasiada reiteración en guitarras paradas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.