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El laboratorio romano ocultó un positivo

Hubo un caso de dopaje en el Udinese-Roma que nunca se sancionó

Un jugador de un equipo de la Primera División del fútbol italiano, el Udinese, dio positivo en el análisis de orina que se le practicó tras un encuentro con el Roma disputado en enero pasado. El resultado del análisis, sin embargo, fue silenciado y alterada la muestra de orina recogida para el contra-análisis. Esta perturbadora denuncia, efectuada por un químico del laboratorio antidoping del CONI (Comité Olímpico Italiano), en Roma, al fiscal de Turín que investiga el uso de substancias prohibidas en el fútbol italiano, fue revelada ayer en grandes titulares por el diario de mayor difusión en Italia, Il Corriere della Sera.

Sin embargo, fuentes de la fiscalía de Turín que investiga el dopaje en el fútbol italiano precisaron que el positivo del jugador del Udinese se produjo en enero de 1997, un año antes de lo indicado por el Corriere. Además, otras fuentes judiciales indican que el fiscal Raffaelle Guariniello está investigando tres casos similares ocurridos en la temporada 1996-97.

Son datos graves que ilustran la situación de irregularidad absoluta en la que se ha desarrollado hasta ahora el control anti-dopaje en el fútbol italiano. El escándalo, destapado este verano por el entrenador del Roma, Zdenek Zeman, ha provocado ya la dimisión del máximo dirigente deportivo del país, Mario Pescante, presidente del CONI, y amenaza con llevarse por delante al presidente de la federación de fútbol, Luciano Nizzola.

Las últimas revelaciones pueden ser la gota de agua que colme el vaso de la paciencia del viceprimer ministro Walter Veltroni, que tiene a su cargo el deporte nacional. De acuerdo con lo revelado ayer por Il Corriere, uno de los análisis de orina efectuados al azar a cuatro jugadores del Udinese tras el partido disputado con el Roma mostró huella de estimulantes. Pero la noticia no traspasó los muros del laboratorio del CONI, en Roma, uno de cuyos directivos habría pedido al químico que ahora denuncia estos hechos que guardara silencio. El fiscal Guariniello tomó declaración ayer sobre este particular a Francesca Buriarelli, una de las químicas del laboratorio.

De momento, la reacción del Udinese ha sido de rabia y de incredulidad. El entrenador del equipo, Pierpaolo Marino, rechazó las acusaciones violentamente. "Alguien quiere echarnos fango y lo peor es que no sé de quién tengo que defenderme", dijo el técnico. La responsabilidad última de lo ocurrido es obvio que recae sobre la Federación de Médicos Deportivos (cuyo presidente dimitió hace una semana), sobre la Federcalcio (cuyo presidente podría dimitir en cualquier momento) y sobre la cúpula deportiva italiana, el CONI, (sin presidente desde hace tres días) en suma, que se autocontrola y elige de forma endogámica a sus presidentes.

Apenas el fiscal de Turín, Raffaele Guariniello, ha comenzado a tirar de la manta se ha abierto ante sus ojos un panorama dantesco. Mientras las 38 de las 39 federaciones deportivas italianas ponían en práctica las normas de control del dopaje de los deportistas establecidas por el Comité Olímpico Internacional (COl), en 1997, la de fútbol las ignoraba casi por completo. Los médicos encargados de tomar las muestras de orina de los jugadores se saltaban sistemáticamente la normativa, con la anuencia de los directivos de la federación. Ni toma de muestras en los vestuarios, —para efectuar un inmediato test de acidez y de densidad de la orina—, ni sellado preceptivo de los recipientes, ni posterior detección de anabolizantes, ni nada de nada. "El control anti-doping en el fútbol era una inmensa farsa", escribía ayer el Corriere della Sera.

La gravedad de la situación creada llevó ayer al presidente del COl, el español Juan Antonio Samaranch, a lamentar lo ocurrido públicamente y a solicitar "que no se pierda la estructura del modelo italiano", en el deporte. Samaranch aprovechó su presencia ayer en Roma con motivo de la inauguración del Campeonato Mundial de Equitación, para entrevistarse con Franco Carraro, presidente de la Liga de Milán y el hombre más importante en el deporte italiano después del dimitido Mario Pescante.

Todo apunta a que, dependiendo de los resultados de la investigación sobre el escándalo del dopaje en el fútbol, encargada por el propio Veltroni —la número cuatro de las iniciadas desde la denuncia de Zeman—, el Gobierno italiano optará por suspender o no, al menos por seis meses, a la actual cúpula del CONI sustituyéndola por una comisión. En ese plazo de tiempo se cambiaría la actual ley del CONI, (en base a la cual sólo puede ser elegido presidente del comité el que haya sido al menos durante dos años presidente o vicepresidente de una de las federaciones deportivas), y se elegiría al frente del deporte italiano a un político próximo al Gobierno. El nombre más citado para sustituir a Pescante es el de Andrea Mazella, un eurodiputado del partido de los Demócratas de Izquierda (el principal partido en el Gobierno), de 65 años.

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