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Entrevista:

"En Madrid todo va más rápido y está muy lejos"

Eduardo Noriega (Santander, 1973) reúne esas contradicciones entre la realidad y la ficción tan innatas a los actores. Tras un físico embriagador, antaño estereotipo del "guapo de mente vacía", hay una mente cultivada por cinco años de solfeo, armonía y coral y estudios de Arte Dramático, primero en su tierra natal y después en Madrid. Aunque culé de pro, confiesa avergonzado haberse bañado en la Cibeles, cuna del madridismo, para una secuencia de su última película en cartelera, Cha cha chá. Y aún osa decir que le cuesta acoplarse al frenético ritmo de la vida en la capital, mientras su currículo vuela vertiginoso: siete filmes en cinco años escasos. Eso sí, con equipaje intelectual o no (que le sobra), lo primero que fascina de Eduardo son su mirada seductora y una sonrisa entre pícara y enigmática. Ese "careto", como él lo llama, le colocó en la pasarela cinematográfica, de ahí que no reniegue, sino que prefiere aprovecharse. Se atrevió, no obstante, a esconder su rostro tras una máscara horrible para asumir el protagonismo absoluto del papel creado por Alejandro Amenábar en Abre los ojos. Ahora anda metido en choques generacionales y de clase, en el cine, que no en su vida privada.Pregunta. La mayoría de sus películas transcurre en Madrid. ¿Tanto gancho tiene?

Respuesta. Si te quieres dedicar al mundo de la cultura en general y del cine en particular, o vives en Madrid o sabes catalán y vives en Barcelona. Creo que las posibilidades culturales y laborales que te da Madrid no te las da ninguna ciudad de España.

P. Un filme le obligó a pasear solo por la Gran Vía, ¿repetiría experiencia?

R. Esa secuencia de Abre los ojos es muy impactante porque en realidad nunca se verá a la Gran Vía como en la película. Mucha gente me pregunta si lo hicimos por ordenador, pero la vaciamos manzana a manzana. Sin embargo, si tuviera que elegir un lugar de la ciudad para disfrutar en solitario, sería el Retiro, porque es un sitio muy especial que te aisla de Madrid.

P. ¿Le atosiga Madrid?

R. No, me encanta. Me parece una ciudad cosmopolita, donde se te adopta desde el primer día y formas parte de ella enseguida, no eres un extranjero. Pero cuesta acoplarse al ritmo madrileño, porque aquí todo va más rápido, todo está muy lejos y todo es muy grande. Tras unos días fuera de la ciudad, Madrid vuelve a imponer ese ritmo, incluso a la hora de caminar.

P. ¿Está creado para los jóvenes el último cine español?

R. Ahora los productores están haciendo muchas películas que saben tendrán éxito, a pesar de no gustar a un público de 40 años para arriba. Estamos viviendo una especie de boom de gente nueva, no sólo en interpretación, sino también en cuanto a guionistas y directores, entre otras cosas, porque somos mano de obra más barata.

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