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BALONCESTO LIGA ACB

El Madrid atrapa el liderato

El juego interior de los blancos fue mortal para el Murcia

El Real Madrid se trajo de Murcia un triunfo anunciado, además del liderato, en un choque de los que se suponen de una sola dirección. Y que lo son mientras participen en ellos equipos de tan poco fuste como el Murcia, hundido en el infierno de la clasificación por culpa de sus múltiples carencias. Decía en la víspera Felipe Coello, técnico murciano, que su equipo no está para ganar a nadie, un ejercicio psicológico éste que cuesta horrores entender.Porque si el que manda piensa así, no resulta extraño que sus subordinados no tengan la más mínima confianza en lo que hacen. Al Madrid le bastó ponerse un poco serio, no mucho, para convertir la batalla en un paseo. Porque el partido arrancó cambiado. Aseguraba el marcador allá por el minuto siete que el Murcia estaba dispuesto a molestar al gigante (17-8). Andaba el Madrid sumido en un desbarajuste impropio de su talla, sin leer con la más mínima claridad ninguno de sus ataques. Fue consciente Luyk de que a aquel espanto había que ponerle fin y reunió a los suyos.

MURCIA 64

REAL MADRID 84Murcia: Tony Smith (7), Sánchez Bernat (13), Davis (4), Blackwell (12), Bryson (2); Rafael Vega (2), Quini García (0), Eduardo Sánchez (9), Mike Hansen (12) y Jorge García (3). Real Madrid: Lasa (2), Angulo (20), Herreros (22), Tanoka Beard (14), Struelens (15); Bobby Martin (0), Santos (5), Victoriano (0), Sergio Luyk (6) e Iturbe (0). Árbitros: Betancort, Gallo y García González. Excluyeron por cinco personales al madridista Sergio Luyk (m.32). Unos 6.000 espectadores en el Palacio de los Deportes de Murcia.

Hizo una lectura sencilla. El Madrid intentaba resolver desde la lejanía, sin percatarse de que bajo el tablero del Murcia todo eran facilidades. Conclusión: había que buscar a Beard y a Struelens. Y a ello se dedicaron los blancos, con lo que el belga y su colega del pañuelo se pusieron las botas. Sobre todo el primero, que acabó presentando una tarjeta soberbia: 15 puntos, 10 rebotes y cinco tapones.

Agujereada la guarida murciana, lo demás fue sencillo. Corrió el Madrid y corrió el marcador, que al descanso enseñó lo esperado (31-42). Al Murcia se le atascó la circulación en ataque, más que nada porque Lasa se merendó a Tony Smith, y Struelens reinó en la cocina propia y en la ajena. Sólo Blackwell aguantaba el tipo, o al menos lo intentaba, mientras Bryson, que jugó, palabra, pasaba por la cancha como un fantasma.

Así las cosas, sólo restaba comprobar hasta dónde se dispararía la ventaja madridista. El partido se sumió en un absoluto desbarajuste, lo que aprovechó Angulo para levantarse una y otra vez desde la media distancia. Herreros se contagió, comenzó a ejercer de sí mismo y elevó sus guarismos a la media acostumbrada.

Hubo varios nombres propios en el partido y todos vistieron de blanco. Herreros, Angulo, Beard y Struelens consiguieron 71 de los 84 puntos del Madrid, lo que enciende más de una duda sobre el momento de forma del resto de jugadores que rodean a Luyk en el banquillo.

Y hablando de banquillos, no se sabe bien la razón por la que Mike Hansen contempló desde el suyo aquel atropello durante 25 minutos. Apareció en los que se antojaban minutos de la basura y puso a soñar al público merced a sus cuatro triples. La diferencia en el marcador, que había llegado a ser de 20 puntos, menguó considerablemente (61-71 a falta de tres minutos). No fue para el Murcia más que una digna manera de engordar para morir. No se precipitó el Madrid y el partido murió aplastado en la lógica de un resultado esperado por todos, incluido el técnico murciano.

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