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Al fin llegan los goles

El Madrid, líder en solitario tras el empate del Mallorca - El Villareal endosa un 5-0 al Salamanca - El Alavés vence a domicilio al Tenerife - Un gol de 'Turu' Flores acaba con el Espanyol

A la cuarta, llegaron los goles. La racanería realizadora con la que había comenzado el campeonato saltó por los aires este fin de semana: se marcaron 33, más o menos el doble de los que se anotaron en cada una de las tres jornadas precedentes. Fue así, a base de goles, que no de juego, como el Madrid consolidó su liderato, ya sin vecinos a su altura (el Mallorca no consiguió deshacer el empate ante el Oviedo, 0-0) y con el Barcelona, su referencia real, a cuatro puntos (el empate ante el Celta en el Camp Nou es de los que dejan heridas). Sobrevive el Madrid del descomunal poder de desequilibrio, la pegada letal, de sus hombres de arriba. Tiene gol el Madrid y eso es lo que cotiza. Su rival más cercano es el Zaragoza, a un punto, que ayer refrendó su condición de aspirante a equipo revelación con un triunfo ante el Racing (3-1).Mucha culpa de la borrachera realizadora del fin de semana la tuvo un protagonista inesperado, el Villarreal, que despachó ayer al Salamanca con una tunda de escándalo (5-0), el resultado más abultado de la presente Liga. La victoria le sirvió al cuadro de Irulegui para desalojar el pozo de la tabla, hacia donde se precipitó la Real Sociedad tras su nociva visita del sábado al Calderón.

Otro protagonista insospechado del domingo fue el Alavés, que ganó a domicilio al Tenerife (1-2, con tantos de Canabal y Begoña). Todo un bombazo, casi tan sonoro como el empate que arañó el sábado del Villamarín el Extremadura (1-1). Ni Cantatore ni Lopera encuentran explicaciones a lo que le sucede al Betis, pero, de momento, mantienen la calma.

Tampoco vive un buen momento el Espanyol, que no acaba de conjugar la buena imagen con buenos resultados. Ayer cayó fulminado en Riazor por un gol postrero del argentino Turu Flores. A su costa respiró el Deportivo, otro de esos equipos que no aciertan a traducir su juego en goles.

Quienes sí están viendo puerta son los futbolistas españoles, una especie en extinción, que se reivindican así, a golpe de goles. Ahí está Kiko, con tres tantos en el italianizado mundo de Sacchi, y ahí está Raúl, escondido en una banda, la derecha para aumentar las dificicultades, pero que no pierde un gramo del gol que lleva dentro: cinco tantos y pichichi.

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