Aznar y Almunia rechazan hacer cesiones políticas a cambio de paz

La primera reunión celebrada entre el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el líder del principal partido de la oposición, el socialista Joaquín Almunia, para hablar de la situación creada por la tregua de ETA terminó con una coincidencia básica: la necesidad de rechazar tajantemente cualquier concesión política a cambio del alto el fuego. Ambos están de acuerdo en separar desde el principio el proceso de pacificación "en el que la política penitenciaria sería una baza fundamental" de la negociación, en la que se trataría sobre cuestiones de soberanía.

Aznar inició ayer con Almunia su ronda de conversaciones con los representantes de los partidos políticos para estudiar el nuevo escenario tras la tregua anunciada la semana pasada por la banda terrorista. El líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, y el presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, están citados también para esta semana, y la próxima, pasarán por La Moncloa Carlos Garaikoetxea (EA), Juan Carlos Mauricio (Coalición Canaria) y, por último, Xabier Arzalluz (PNV).

El Gobierno y el PSOE intentaron recuperar el consenso ante las previsibles demandas de los partidos nacionalistas. Tanto Almunia como el portavoz del Gobierno, Josep Piqué, recalcaron que ETA debe acreditar el fin de la violencia antes de iniciar cualquier tipo de diálogo y desligar éste de las reclamaciones políticas de los partidos nacionalistas. Piqué señaló que en un verdadero inicio de un proceso de paz tendrá que producirse la renuncia y entrega de las armas y la autodisolución de la banda terrorista.

Almunia declaró que hay que separar "la violencia de la política". "Es imposible mezclar", precisó, "la salida a la violencia con un debate político sobre la estructura del Estado; no se puede hablar de cuestiones autonómicas con la amenaza de las armas".