Un verdadero 'Dream Team'
Con Arantxa y Conchita, España sólo ha perdido cinco eliminatorias desde 1988
El calificativo de Dream Team se ha aplicado con demasiado desenfado. El equipo de baloncesto de Estados Unidos que dio pie al apodo en Barcelona-92 justificó con la medalla de oro los elogios que había recibido. Pero en ninguna otra ocasión este calificativo ha estado tan bien aplicado como con el equipo femenino español de la Copa Federación. Arantxa Sánchez y Conchita Martínez llevan una trayectoria impecable en este campeonato del mundo por equipos que ganaron en Suiza por quinta vez.Desde que ambas se juntaron en el equipo en 1988, España ha disputado ocho finales y ha ganado cinco títulos. Cuando las dos han estado en el equipo, han perdido sólo cinco eliminatorias de las 40 disputadas. Y como doble, Conchita y Arantxa se han convertido ya en la mejor pareja de la Copa Federación, al haber ganado 17 partidos y haber perdido sólo tres en 11 años de competir juntas.
Estas estadísticas tan brillantes no habrían sido posibles si el destino no hubiera juntado en una misma época -las separan cuatro meses de edad; ambas tienen 26 años- y en un mismo país a dos virtuosas. Eso no suele ser habitual. Se ha producido en grandes países como Estados Unidos -Chris Evert y Martina Navratilova o ahora Mónica Seles, Lindsay Davenport y las hermanas Williams-, cuyo potencial tenístico es mucho mayor que el español en practicantes.
Sin embargo, el mérito de Arantxa y Conchita ha sido el de desprenderse de cualquier rencilla personal y de la competitividad del circuito cuando han formado la selección española de tenis. "Somos un equipo y trabajamos juntas para ganar", aseguran ellas. Y todos los componentes del equipo lo corroboran. "Formamos un grupo casi familiar", afirma Mico Margets, capitán desde 1993. "No sólo las jugadoras", agrega, "sino también el médico, el masajista y los entrenadores, que acuden a la concentración con una mentalidad positiva y de colaboración".
Entre Arantxa y Conchita no suele haber problemas en el circuito. Pero mucho menos cuando forman equipo. "El mérito es que Margets ha impulsado un clima distentido", explica Gabriel Urpí, ex-entrenador de Arantxa y ahora técnico de Conchita. "Nos reunimos todos para comer y cenar, pero cada cual hace lo que cree mejor para el bien del equipo. Si una tiene el partido más tarde, no tiene oblicación de desayunar con sus compañeras, por ejemplo".
Arantxa y Conchita no suelen entrenarse juntas. Y les cuesta incluso encontrar un momento para practicar el doble. "No hay rivalidades ni envidias", prosigue Margets. "Cada una prefiere ensayar cosas determinadas. A Conchita le gusta pegar bolas altas de derecha antes de sus partidos. Y Arantxa insiste en entrar y salir de la volea. Coinciden más fuera de la pista".
En Suiza, el equipo salió a cenar varias veces: a un restaurante japonés, a hacer una fondue, a un club de tenis donde había un cocinero español. "No hay disputas de ningún tipo. Existe un gran respeto entre las jugadoras y el resto del grupo", dice el capitán. "Para mí", prosigue, "no hay ningún equipo que viva el torneo tan intensamente como nosotros. Arantxa y Conchita se entregan a fondo en sus partidos y en el doble se apoyan constantemente. Hingis no hizo nada para ayudar a su compañera Patty Schnyder". La número uno mundial se planteó incluso no seguir jugando esta competición.
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