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El otro duelo que apasiona a América

El dominicano Sosa iguala a McGwire al lograr el 63 'home run' en las Grandes Ligas de béisbol

Estados Unidos vive desde hace meses entre dos grandes luchas. El país más poderoso del mundo no sólo se debate entre las secuelas de las pasadas batallas sexuales libradas en la Casa Blanca por el presidente Bill Clinton y la ex becaria Mónica Lewinski, sino que vibra con las deportivas que aún sacuden a los ciudadanos dentro y fuera de las canchas de béisbol, el deporte más tradicional americano.Sólo la épica temporada que llevan el local, Mark McGwire, de los Cardenales de San Luis, y el dominicano Sammy Sosa, de los Chicago Cubs, es capaz de quitar portadas al gran duelo abierto por el fiscal Kenneth Starr y los republicanos contra los demócratas para lograr la dimisión del presidente.

La noche del miércoles, ya madrugada en España, el dominicano Sammy Sosa, uno de los muchos hispanos que brillan en las Grandes Ligas, volvió a mostrar su enorme técnica y potencia con el bate al conseguir ante los Padres de San Diego su 63 home run de la temporada, que igualaba al logrado por McGwire el día antes. Un home run es lanzar la bola fuera del recinto, a las gradas o a la mismísima calle, y obtener al menos una carrera (el gol del béisbol), la del que batea, completa directa al pasar sin oposición las cuatro bases, y las de todos los compañeros que en ese momento estuvieran ya en ellas.

Sosa lanzó la bola a 435 pies, casi 136 metros de distancia, una de las mayores del año, aunque lejos de los 550, cerca de 168 metros, con que apabulló McGwire el 16 de mayo al lanzador cubano Liván Hernández, la gran estrella de los Marlins de Florida, campeones la pasada campaña y que penan la actual tras haberse desprendido por razones económicas de la mayor parte de sus jugadores básicos. A Liván le quitó el protagonismo hispano a principio de la actual temporada su hermano Orlando, El Duque Hernández, que asombró primero con otra rocambolesca huída de Cuba, como balsero, y más tarde obligando a los Yankees de Nueva York a mantenerle en el primer equipo sin enviarle como novato a las Ligas inferiores.

Pero después, la bandera hispana la ha llevado Sosa, uno de los muchos jugadores que llegaron a Estados Unidos en busca de los contratos millonarios. Oriundo de San Pedro de Macorís, ya ha alcanzado la gloria a los 29 años, tras seis en los Cubs y no hacer más de 15 home runs en temporadas anteriores. Su explosión ha sido fantástica. Es el héroe nacional y el propio presidente de la República Dominicana, Leonel Fernández, le ha calificado ya como el deportista más grande de la historia del país.

Sosa, a falta de nueve partidos hasta el día 27 (en la madrugada de ayer volvía a jugar el último de la serie de cuatro en San Diego) aún puede quitarle el récord total de home runs en el año a McGwire, al que le faltan otros nueve y empieza esta noche en Milwaukee una serie de tres contra los Brewers. Después, a Sosa le quedarán tres partidos en Chicago recibiendo a los Cincinnati Reds, dos en Milwaukee y tres finales en Houston contra los Astros. Por su parte, a McGwire le faltarán, ya en San Luis, dos partidos frente a Houston y cuatro últimos contra los Expos de Montreal. Podrá triunfar o perder el duelo en casa, mientras Sosa lo deberá hacer fuera.

McGwire ya tuvo su gloria al igualar primero (el pasado lunes 7), y superar después (el 8), con Sosa en la cancha, el mítico récord de 61 home runs en una temporada de Roger Maris en 1961. Estados Unidos paró el martes 8 a las 8.18 p.m. Muchos ochos, emoción y abrazos (incluída la familia Maris) entre el grande rubio americano, más veterano, 34 años, 1,95 metros y 113 kilos (con polémicos esteroides), y el más pequeño hispano, 1,83 y 91. Después, Sosa, que sólo tenía entonces 58 home runs ha igualado todo. Y Estados Unidos sigue vibrando con el otro gran duelo.

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