CONSULTORIO DEL DR. CULÉ Felicitar
Les habla el contestador automático del Doctor Culé. "¿Le parece bien que Ramón Besa siga capitaneando un equipo con cuarenta años?", me pregunta un envidioso y ambicioso imberbe con retintín madridista. Respuesta: sí. La fecha de nacimiento no debería ser obstáculo para dar guerra. Pelé debutó en un Mundial con tan sólo dieciséis años y Chichi -con perdón- Creus encandila a los suyos con una edad más propia de joven presidente de gobierno que de capitán de equipo de baloncesto. En cuanto a Besa, mientras sus facultades le permitan cabrearse tres veces por minuto, agitar los brazos, prodigarse en el difícil arte de hablar por teléfono y, simultáneamente, cagarse en la madre que los parió (a todos, así, a granel), y por otra línea hablar pausada y cariñosamente con su hijo Sergi mientras, de reojo, lee el enésimo y deprimente comunicado oficial del Barça, pues nada que objetar. El estilo de Besa mejora con los años ya que, al pasar el tiempo, se perfeccionan no sólo sus virtudes, sino también sus defectos. Una vez asumida su condición de insatisfecho permanente y suavizada su entrañable cólera con embutidos y oxígeno de Perafita, su liderazgo ya no depende del volumen de sus broncas, sino de su capacidad de argumentación y entusiasmo. Y esa misma mezcla de insatisfacción y entusiasmo será la que, me temo, le llevará a maldecir a los que le montan una fiesta-sorpresa, a declarar que ya vale con los cuarenta años dels collons y a pensar, sin solución de continuidad, en el futuro. Porque, como declaró Salvador Dalí, "muchas personas no cumplen los ochenta porque intentan durante demasiado tiempo quedarse en los cuarenta". Así que, felicidades, y como dijo Dios en Wembley: "A disfrutar".
