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El Barça se refugia en los penaltis

Ramon Besa

En la intimidad, en silencio, sin molestar, como si de un furtivo se tratara, el Barça levantó el Gamper. Ni el marco ni tampoco el fútbol invitaban a la jarana, a levantar los brazos y reivindicar el nombre, muy discutido durante la pretemporada. No está hoy el equipo para grandes actos. El colectivo de Van Gaal actuó, al fin y al cabo, acorde con el trofeo, devaluado aunque patrocinado, y con la noche, bochornosa. Es presa el Barcelona de la tristeza, de la melancolía, del recuerdo.Fue una jornada tan clandestina que los penaltis resultaron como una bendición. El diálogo de los porteros tuvo más valor que el transitar de los delanteros durante una hora y media. Mal asunto. Estuvo el partido muy encallado y si no hubo bronca fue porque no había hinchada, sino turistas, que en verano acuden al Camp Nou como quien se deja caer una tarde por los toros, e igual les da aplaudir a Hesp que a Luis Enrique, pues visten la zamarra de Lo Pelat o de Ronaldo. Gente que anda generalmente muy lejos del estadio, vacío ahora de fútbol, reducido a pieza de museo, de visita.

Los partidos pasan con la misma resignación que se desgrana el rosario. No hay manera de levantar el ánimo. Ni el reencuentro con el gol le sirvió ayer al equipo azulgrana para gobernar un partido sin tensión, pues la zaga le dejó otro día vendido, a merced del contrario.

El tanto que metió Rivaldo fue, al fin y al cabo, uno de los pocos pasajes dignos de retener. Entró Cocu desde el carril del volante izquierdo por el pico del área, tocó hacia atrás para la llegada rápida de Luis Enrique y el centro del asturiano lo cabeceó el brasileño al segundo palo.

El cuerpo del encuentro, por lo demás, fue melancólico cuando no esperpéntico. Zetti se tragó un gol y Hesp quedó retratado en un libre directo, en el que el portero holandés estaba tan descolocado como la barrera mal puesta, de la misma manera que Adiel atrapó el empate en un robo de un balón corrido sin sentido en la línea de medios azulgrana.

Y ya no hubo más que faltas, córneres, fueras de banda y, como de costumbre, un ejercicio de voluntarismo de Figo, un despliegue físico de Sergi y determinadas apariciones de Rivaldo. Puesto que el grupo no tiene dinámica de equipo, hay que pararse en las individualidades, mirar a Zenden lo bien que se estira, evaluar a Cocu, pulsar a Rivaldo, pensar que, puestos en su sitio, motivados y alegres, a buen seguro que pueden darle vida a un Barcelona presa del desánimo, acomplejado y que languidece a cada partido. Jugar al paso resultó una bendición para el Santos, que nunca se vio obligado a un gran esfuerzo defensivo y pudo dar salida a su juego ofensivo. El líder del campeonato brasileño jugó muy a gusto ante la falta de desborde, la excesiva lentitud del Barça, sin variedad de recursos en ataque estático. A los brasileños les zarandearon un rato en el último tramo del primer tiempo y en el primero del segundo. No pasaron mucho agobio.

Nada nuevo por el Camp Nou. El Barça acude de mala gana al encuentro de la Liga, aunque en su favor está que a partir del domingo no cuenta el juego, sino los puntos, y el grupo de Van Gaal fue el curso pasado el mejor recaudador.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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