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Panorama sociolaboral de la mujer

En nuestra sociedad sigue siendo un hecho palmario la discriminación laboral de la mujer; en datos del mes de julio según la encuesta de población activa, la tasa de empleo masculina es del 63% y la femenina del 37,6%. Prácticamente la mitad, pero mientras que los hombres se emplean en un 53,6% las mujeres sólo lo hacen en un 27, 4%, y por otra parte las tasa de paro es el 14, 9 para los hombres mientras que para la mujer es el 27% casi el doble. Por lo tanto podemos afirmar que estamos en una situación donde las desigualdades se consolidan y se agrandan, y las medidas oficiales son insuficientes y poco o nada eficaces. La discriminación si se analiza en base a lo que se percibe, es decir, al valor del trabajo realizado, encontramos que tiene raíces muy profundas en razón de sexo. La discriminación retribuida por razón de sexo, más allá de la normativa legal y de los principios establecidos para la igualdad entre trabajadores masculinos y femeninos es una constante. Pese a los esfuerzos normativos que se hacen, ya que recientemente se ha recogido en el tratado de Amsterdam una nueva redacción para el artículo 119 del Tratado de la Unión Europea, "por un trabajo de igual valor", no serán suficientes si no existe la voluntad de hacerlos cumplir. Según un informe reciente de Eurostat, esto ocurre en todos los Estados miembros de la Unión Europea. Es un estudio sobre salarios y su estructura de los 15 estados miembros, la comparación por hora de trabajo de las mujeres y de los hombres, sin tener en cuenta los pagos extraordinarios es diferente en la misma categoría profesional. Así se desprende que en Suecia es donde se produce la mayor igualdad salarial con el 84% del salario medio de los hombres, en Francia es el 72, 9% y en España el 72,7%, y siempre hay países en peor situación como el Reino Unido con el 64%. Por categoría profesional en los cuatro países los cuadros directivos y superiores son los que muestran una mayor discriminación, tan solo superada en el Reino Unido, pese a que la mujer suele acabar los estudios universitarios con un expediente curricular superior al del hombre. Si se considera la actividad económica del empleador, en los salarios más altos, como los que se dan en la intermediación financiera, es donde tiene lugar la mayor diferencia, salvo en el caso de España que registra una mayor diferencia en la actividad comercial y en la inmobiliaria. Si observamos los resultados por grupos de edad, destaca el hecho de que a medida que aumenta el grupo de años establecido, disminuye el salario de la mujer con respecto al del hombre y aumenta la desigualdad. Y es que todavía, la edad es un factor que se valora por sexos de forma tradicional. Mientras que para el hombre más edad significa más experiencia y mayor grado de preparación para asumir responsabilidades, estos factores que son iguales para ambos sexos no cuentan, en el caso de las mujeres. Con lo cual, no se valora la capacidad profesional, si no los estereotipos y tendencias sociales discriminatorios, aunque no tengan base. La discriminación salarial para las personas más jóvenes es menor, pero la tendencia a que los puestos de mayor responsabilidad sigan ocupados por hombres permanece. La diferencia salarial entre hombre y mujeres se reduce si se eliminan los efectos estructurales derivados de las distintas profesiones desarrolladas, la actividad económica, la edad y la educación. En este terreno queda mucho trabajo por desarrollar, en una sociedad democrática que se asienta en el estado de derecho que establece que todos somos iguales y debemos ser tratados por igual. Es necesario demandar una apuesta más eficaz a quienes tienen la obligación y la responsabilidad de operar en estas materias, pedir una mayor eficacia en el cumplimiento de la ley y en la eliminación de las desigualdades. La patronal Valenciana, hasta la fecha, no se ha avenido ni tan siquiera a tratar el tema con los sindicatos. La propuesta de CC.OO en materia de igualdad sigue sin ser atendida y mucho menos negociada, y es en materia de Negociación Colectiva en la categorías profesionales, donde más labor se puede desarrollar y donde está casi todo por hacer, porque una de las partes no quiere abordar su responsabilidad incumpliendo con ello compromisos estatales, que la patronal valenciana no respeta. Por otra parte la Generalitat Valenciana se tendrá que replantear las actuaciones en materia de igualdad y empleo. Por un lado en Plan de Igualdad de Oportunidades que no está operando con eficacia, y del que todavía desconocemos los resultados del mismo, pese a que fue presentado con un respaldo económico importante 5.400 millones, de lo que desconocemos lo que se ha ejecutado y lo que está por ejecutar. Por otro lado los planes de empleo que no han conseguido que se contrate a más mujeres, ni que se reconvierta su contratación eventual a fija. Parece que como este es un problema general y de todos los Estados Miembros de la Unión Europea no estamos obligados a cumplir los acuerdos, pero las mujeres tenemos voz, y los incumplimientos serán denunciados, al menos por los sindicatos.

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