Dos contusionados en un accidente en la obra de la avenida de América

"Las obras de la multiestación de la avenida de América están gafadas", dijo ayer uno de los ingenieros encargados de los trabajos. No le faltaba razón. Ayer, una grúa chocó con la pasarela para peatones que cruza la avenida a 5,6 metros del suelo cuando varias personas caminaban por ella. El accidente provocó contusiones en dos peatones y obligó a cortar la entrada a Madrid durante una hora mientras era reparada la instalación. No es el primer incidente que sufre la obra que acomete la Comunidad. El día 6, un camión golpeó la misma pasarela. No hubo heridos. El 11, un coche se estrelló contra las vallas que protegen la obra, horas después de que vecinos y sindicatos denunciaran la inseguridad de unos trabajos demasiado próximos a los peatones y los vehículos. El 12, una perforadora rompió de madrugada una tubería del Canal de Isabel II, lo que obligó a cerrar al tráfico la entrada y salida de la capital durante dos horas. El 13, un vecino, incapaz de dormir por el ruido de las obras, consiguió que la Policía Municipal detuviera los trabajos de la máquina más estruendosa.

En el incidente de ayer tarde, al operario de una grúa de la empresa Transgrupa se le olvido bajar la pluma de su vehículo (seis metros de altura), por lo que chocó contra la pasarela. "Un grave error humano", explicó Jesús Rodríguez, director de la obra.

La pasarela cedió un metro a causa del golpe. Las cuatro personas que caminaban por el paso elevado cayeron al suelo. Una de ellas estuvo a punto de precipitarse al asfalto, según relató Alicia García, una vecina. El Samur trasladó a un hospital a tres personas: un matrimonio y su hija de 36 años. La madre sufre un esguince en el tobillo. Su hija, sólo contusiones, y su marido no presentaba lesión alguna. Ayer tarde fueron dados de alta.

Según los vecinos, el puente estuvo a punto de derrumbarse. "Podría haber sido una tragedia si el camión hubiese ido a más velocidad", denunció Patricio, de 75 años, testigo del suceso. "A ver quién es el guapo que pasa por ahí jugándose el cuello", comentó Andrés, portero de una finca cercana.

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Dos horas de trabajo