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Entrevista:

ISRAEL GALVÁN BAILAOR "Estoy seguro de que lo simple del flamenco es complicado"

Margot Molina

Tiene sólo 25 años y, aunque lleva más de 20 bailando, el éxito le ha caído de sopetón. Israel Galván deslumbró con su sabia e intuitiva mezcolanza en el Concurso Nacional de Córdoba de 1995, en el que obtuvo el premio de baile, desde entonces no para. Israel, sevillano e hijo del también bailaor José Galván, se prepara ahora para el mayor reto de su corta pero intensa carrera: estrenar en la Bienal de Arte Flamenco de Sevilla. Respaldado por Mario Maya -entró en su compañía en 1993-, el bailaor y coreógrafo se ha independizado y presenta su propio espectáculo ¡Mira!. Galván ha encontrado su propia fórmula, con la que otros han arrasado, para trufar de modernidad lo ortodoxo. La prueba será el día 22 de septiembre en el teatro Lope de Vega de Sevilla. Pregunta. La Bienal de Flamenco es el festival más importante del género, ¿qué siente cuando ve su nombre en la programación? Respuesta. La verdad es que un poquito de miedo ante tanta responsabilidad, pero también alegría. P. En tan sólo tres años ha conseguido los premios más prestigiosos del baile flamenco, ¿cómo vive el éxito? R. Yo no soy famoso. Famoso eres cuando te lo traen tó, eso sí que sería un gustazo. De momento, yo tengo que ir a buscar hasta el cajón que llevamos en la escenografía -dice el bailaor agobiado porque el carpintero va a cerrar y no le ha dado tiempo de ir a recoger parte del atrezzo-. P. ¿Qué tiene su forma de bailar que cautiva a tantos? R. Siempre intento divertirme bailando. Monto cosas que me gustan a mí y, de momento, coincido con el público. P. ¿Pasará el futuro del baile flamenco por la introducción de elementos de la danza contemporánea? R. El camino siempre es y será bailar flamenco. Lo que ocurre es que el teatro, la expresión corporal y la contemporánea le ayudarán a recorrer ese camino. Se trata de aprovechar todas las técnicas para agrandar al baile flamenco. P. Su espectáculo ¡Mira! se basa en el cuento Las zapatillas rojas, de Andersen, ¿Necesita el baile un guión para enganchar a otro tipo de público? R. Estoy seguro de que lo simple del flamenco es complicado. El flamenco no necesita contar una historia, lo que ocurre es que a nosotros nos divertía montar esto y lo hemos hecho. El cante, el baile y el toque, lo más sencillo y lo más puro, es suficiente para montar un espectáculo. P. En su espectáculo aparece un bailaor que se vuelve loco porque no puede dejar de bailar, ¿está retratándose? R. Ha sido una casualidad, todos hemos coincidido con el cuento de Andersen y así hemos rescatado un personaje andaluz de los años veinte.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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