España le toma gusto a la vía terminal

La selección española ha descubierto una nueva vía, angustiosa pero demoledora, para abrirse camino en el Mundial. La resolución de su partido ante Argentina superó la ya angustiosa y vital ante Australia. Pero añadió un elemento demoledor: se produjo en una última acción que viene repitiendo el equipo español y que se convierte en un arma letal.El hecho es que España estaba a punto de echar a perder un partido espeso pero trabajadísimo ante Argentina. Cuando alcanzó su máxima ventaja -60-48 a falta de casi seis minutos-, se congeló en ataque. De allí a la prórroga tras la remontada argentina. Y en la prórroga, más de lo mismo: sobrevivía a duras penas España con robo rápido de balón y un triple de Nacho Rodríguez (66-67, a falta de 15 segundos) que significaba la única canasta en juego española durante los últimos diez minutos. Es en esas acciones terminales donde suele conjugarse un extraño cóctel de fortuna pero al mismo tiempo sagacidad. El base español estuvo listísimo al hacerle falta a Montecchia, el más flojo lanzador de tiros libres argentino. Los falló los dos. Faltaban 15 segundos. Esta vez no falló España como al final de los 40 minutos cuando el propio Nacho Rodríguez había fallado un triple. Esta vez jugó el base, jugó Herreros, volvió el balón a Nacho y éste ya dentro de la zona dobló un balón a Reyes que éste dejó en el cesto justo en el último segundo. No había tiempo para más.

Era el tipo de jugada que demuestra el temple y la capacidad de resolución en los instantes más difíciles. Ninguna casualidad. La última canasta del día anterior ante Australia se había producido de idéntica forma.

El partido fue una montaña rusa. Estuvo en la nada durante muchos minutos. Con un marcador cortísimo y un juego de ataque anegado ante los muros defensivos. Por ambas partes. Varios jugadores entraron fuera de onda: Nicola, Dueñas, Espil, Milanesio, Wolkowoski, Paraíso, De la Fuente... Un primer acierto colectivo le valió a España para abrir boca. La intimidación de Dueñas y la forma de apretar en la zona, pese a conceder varios triples a los argentinos, sirvió para desactivar a Oberto, el único pívot capaz de provocar daños irreparables. España incluso se atrevió por fin a ponerse en zona de forma fugaz y superó los malos momentos con la aparición de un Angulo al que le costó cogerle el ritmo al partido.

Buenos síntomas. España ya es capaz de abrir ventajas (38-27) como de responder a parciales de 5-14 (43-41) con otros de 10-0 para acabar, cierto es que jugando fatal en ataque durante un larguísimo tramo final, por resolver el partido en una jugada de jaque mate. Y por el camino, encuentra día a día una mayor fiabilidad en dos jugadores: Nacho Rodríguez y Herreros, que forman un quinteto muy sólido con De la Fuente, Reyes y Orenga o De Miguel. Hay equipo. Y dos finales como los que cuajó ante Australia y Argentina engrandecen su rostro y su autoestima, algo que resultaba vital en esta selección.