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Ullrich despeja el escenario: era cosa de dos

Furioso ataque del alemán al que sólo acompaña Pantani, que consolida su liderato

Luis Gómez

El Tour cobró más vida gracias a una reacción furiosa de Ullrich, que se llevó a rueda a Pantani y despejó el escenario. Posiblemente, Ullrich quiso lavar su imagen y dejar un mensaje a la concurrencia: la carrera es y ha sido un duelo entre dos, no hay más actores principales. Casi dos minutos más tarde llegó el pelotón de secundarios, entre quienes estaba el español Escartín, el más afectado por los acontecimientos. Escartín no parece en disposición de alcanzar el podio; su particular aventura ha durado 24 horas. La distancia entre Pantani, que ayer se estrenó en funciones de líder, y Ullrich es amplia, suficiente a la vista de los antecedentes entre ambos y de la presencia de una contrarreloj de 52 kilómetros el próximo sábado. Será un trazado ideal para Ullrich y el que menos conviene a Pantani. La situación obliga a manejar estadísticas y referencias: Pantani perdió menos de cuatro minutos en 1997 sobre 63 kilómetros. Pero la última contrarreloj es la menos técnica de todas, mide sobre todo el estado del depósito de combustible de cada cual. Y Pantani parece que llega entero.

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A Ullrich le falta temple para administrar energías y leer la carrera. Ese defecto probablemente le va a costar un Tour, un precio muy alto aunque sea para un corredor tan joven y con tanto futuro. Es muy difícil precisar cuántos minutos perdió en la etapa del Galibier por no saber conservar la calma, pero su director, Walter Godefroot, es consciente de que, en las situaciones más complicadas, su chico tiene cierta tendencia al pánico. Por el contrario, Ullrich tiene orgullo y soberbia: maneja bien ese registro cuando las fuerzas le acompañan. Así que ayer mostró su cólera sin comedimiento: atacó sin esperar a nadie. Nada más comenzar la subida a la Madeleine, un puerto poderoso con la cima a 30 kilómetros de la meta. No estudió a sus rivales, ni atendió señales a su alrededor: tenía ganas de revancha y reservas. Sólo pudo seguirle Pantani, que halló al mejor aliado para consolidar su puesto en la general.

Fueron 50 kilómetros de escapada de tono monocorde. Ullrich empujando y Pantani en el puesto que le conviene. Detrás, la selección natural de la carrera a estas alturas: Julich, Escartín y Boogerd, acompañados de terceros.

No había respuesta posible, porque la diferencia entre unos y otros era estimable. Esa distancia tiene más que ver con una lectura interpretativa de la general que con una lectura formal: de todos cuantos ocupan las diez primeras posiciones, sólo dos han luchado por la victoria final. Y esos dos estaban juntos en la escapada. El resto nada más ha tratado consolidar posiciones o avanzar puestos, pero sin arriesgar para obtener el maillot amarillo. Pantani y Ullrich se merecen los mejores puestos del podio. Es justo. ¿Qué ha hecho Julich para ganar el Tour?

En el descenso, tras alcanzar una ventaja de dos minutos en la cima, Pantani hizo lo posible por colaborar con Ullrich. No hubo entendimiento en toda regla, porque daba la sensación de que Ullrich no entiende aún muy bien estos matices, o no acaba de aceptar que Pantani le haya levantado el maillot amarillo. Colaboraron a medias y perdieron segundos. Al fin, llegó el sprint, en el que dio la impresión de que Pantani fue generoso y permitió la victoria del alemán. No conviene fiarse de las apariencias: Pantani es un hombre rápido en esas situaciones.

Entre tanto, el liderato de Pantani fue recibido con entusiasmo en el pelotón. Su actuación mereció adjetivos superlativos en gran parte de los medios de comunicación y de los protagonistas de la carrera. Pero también su ejemplo. Pantani viene de ganar el Giro, no de reservar todas sus fuerzas para el Tour. El ejemplo de Ullrich, que olvida la competición antes y después del Tour, era considerado muy pernicioso, puesto que podía conducir a todos sus rivales a imitar su conducta. Pantani es, además, un hombre con carisma. Y ese carisma le ha dado energías al Tour. Ayer se consolidó un duelo entre ambos: se hablará de Ullrich y Pantani durante algún tiempo. Ahora bien: no estaría mal que Ullrich entendiera que necesita a Pantani.

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