La inflación española triplica en los servicios a la de sus principales socios de la unión monetaria
El incremento del Indice de Precios al Consumo en junio coloca la media interanual de inflación en el 2,1%, un porcentaje que supera con creces e, incluso, duplica el de los principales socios comerciales de España en la zona euro cuyo ritmo interanual de incremento de precios es del 1% y del 1,2%, respectivamente. Estos datos proceden de los IPC nacionales porque Eurostat, la oficina estadística de la UE, no ha facilitado todavía los IPC armonizados para junio.El diferencial de inflación en perjuicio de España no va a suponer, de inmediato, una pérdida de competitividad de la industria exportadora española frente a sus rivales de la UE porque sus precios aumentan anualmente a un nivel comparable (1,4%) al de sus competidores europeos, según señalan varios economistas.
El PSOE y la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) no hicieron, el martes, la misma interpretación optimista del IPC de junio ni del internual. Lamentaron, por una vez al unísono, que la inflación en España siguiese superando con creces a la de sus principales socios en el área del euro lo que podría hacerle perder competitividad al encarecerse sus productos.
Con la introducción de la moneda única el Gobierno español ha dejado de poder echar mano del tipo de cambio para, por ejemplo, efectuar devaluaciones que mejoren la competitividad de la exportación española como sucedió a principios de los años noventa.
La diferencia entre la inflación española y francesa o la alemana se concentra en los servicios. En el sector terciario, que prácticamente no exporta, el aumento internual de precios se sitúa en el 3,4%, un porcentaje que casi triplica al de los vecinos europeos de España.
"El problema reside en que esta inflación de los servicios se acabe trasladando" a otros sectores, señala Miguel Sebastián, director del servicio de estudios del BBV. "Un punto de diferencial de inflación conllevaría una pérdida permanente de competitividad exterior que resultaría difícil de compensar".
El comportamiento alcista de los servicios "repercute sobre la industria exportadora porque esta consume servicios y sus trabajadores acuden además a la peluquería o se van de vacaciones y, cuando notan aumentos de precios, tratan de compensarlos mediante incrementos salariales", asegura Fernando Gutiérrez, director del gabinete de estudios de Argentaria. "Hay que evitar que el auge del precio de los servicios incida a medio plazo en los costes de las empresas exportadoras".
Luis de Guindos, director general de política económica, desdramatiza el miedo al contagio a toda la economía de la inflación de los servicios. Considera normal que España tenga algo más de inflación que Francia o Alemania porque crece a mayor ritmo. Vaticina además, basándose en las estimaciones de los bancos, que el IPC español se situará en 1998 por debajo de la previsión del Gobierno (2,1%) y no llegará al 2%.
Más perjudicial aún que la inflación para la competitividad de la economía española es potencialmente, para De Guindos, la evolución de los costes laborales unitarios. Los sueldos suben algo más que al norte de los Pirineos pero tampoco esto reviste gravedad porque España gana más productividad que sus socios y sus costes laborales no se exceden.
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