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VIOLENCIA EN IRLANDA DEL NORTE

Extremistas protestantes del Ulster queman vivos a tres niños católicos mientras dormían

Extremistas protestantes quemaron ayer vivos a los tres hijos de una joven católica mientras dormían en sus camas en un ataque que ilustró el salvajismo de una campaña de limpieza étnica en el Ulster. Alentados por el desafío orangista en Drumcree, los extremistas lanzaron bombas incendiarias contra la casa de una familia mixta que vivía en este pueblo del condado de Antrim, antiguo escenario de las más encarnizadas campañas contra los católicos de Irlanda del Norte. El ataque horrorizó al Reino Unido y promovió un clamor para que la Orden de Orange suspenda su desafío.

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Ésta prosigue en su intención de marchar por Garvaghy Road, el pequeño barrio católico de la ciudad de Portadown. Garvaghy Road es desde hace una semana el epicentro de la crisis de los desfiles promovida por millares de orangistas, hooligans y pistoleros atrincherados en la colina de Drumcree.Rechazando acusaciones de mantener simpatía o vínculos con los grupos extremistas, los orangistas celebraron una ceremonia fúnebre en memoria de los tres niños asesinados. Pero ayer mantenían su decisión de vencer las barricadas militares y desfilar hacia Portadown a pesar de un nuevo rechazo legal a una segunda solicitud presentada ayer. Impávido, el portavoz de los orangistas de Drumcree, David Jones, dijo que la responsabilidad de la más reciente atrocidad en el Ulster recae "sobre toda la sociedad" y, contradiciendo a todos, reiteró que no existe relación alguna entre el desafío orangista y el crimen de ayer. "La única forma de parar este problema es que nos dejen desfilar".

Ninguna de las temibles organizaciones terroristas protestantes que han intensificado su campaña para erradicar la presencia de católicos en barrios protestantes se atribuyó la responsabilidad del ataque de Ballymoney.

Tras el más escalofriante asesinato múltiple en varios años, queda en evidencia algo de lo que en estos días se ha dicho muy poco en Irlanda del Norte: la existencia de planes extremistas para hacer más profunda la división entre las comunidades de protestantes y católicos mediante una violenta campaña de intimidación y asesinatos. El incendio de 10 iglesias católicas a comienzos de mes fue el prólogo de una nueva operación que ha quedado eclipsada por la crisis de Drumcree, pero que ha provocado la destrución de innumerables casas y negocios de católicos en barrios protestantes en toda la provincia.

En un apasionado mensaje, el jefe de la iglesia protestante de Irlanda, el arzobispo Robin Eames, dijo que los orangistas que acampan en Drumcree desde hace ocho días debían volver a sus casas. "Es hora de decir que lo que está ocuriendo en Drumcree está mal, que lo que se está haciendo en nombre del protestantismo está mal", subrayó. Richard, Mark y Jason Quinn, de 10, 9 y 8 de años de edad, respectivamente, perecieron en sus dormitorios de la planta alta de la modesta casa de dos pisos donde vivían con su madre, que es católica y está separada del padre de los niños, y su nuevo compañero. Una amiga de la pareja también se salvó de morir en el incendio provocado cuando al menos una bomba incendiaria lanzada por una ventana arrasó con la planta baja de la casa.

La condena ha sido unánime. En Londres, el primer ministro británico, Tony Blair, denunció el crimen como "una barbarie" y a sus autores como "viles criminales", pero advirtió que "no van a poder alterar la voluntad de la gran mayoría del pueblo que apoya el proceso de paz". El presidente de EE UU, Bill Clinton, se mostró "profundamente entristecido" por el atentado. Ian Paisley, el radicalizado predicador protestante, que visitó la casa de Ballymoney y que hasta ayer defendía apasionadamente las aspiraciones orangistas, condenó "el diabólico crimen".

Gerry Adams, el líder del partido republicano Sinn Fein, aconsejó a los orangistas de Drumcree abandonar su propósito y a los nacionalistas católicos mantener la calma en vísperas de otra gran prueba para la tolerancia de los republicanos: el desfile protestante programado para hoy por sectores católicos de Ormeau Road, en Belfast. Para impedir preparativos, la policía bloqueó ayer esa avenida.

Visiblemente consternado por el asesinato triple y preocupado por la incertidumbre política en el Ulster, David Trimble, el primer ministro protestante de la Asamblea de Irlanda del Norte y miembro de la Orden de Orange, dijo que "esta maldad demuestra que ha llegado el momento de reflexionar". "Hay que reconocer la responsabilidad en esta situación, terminar con la protesta de Drumcree y volver a casa", dijo dirigiéndose a sus cofrades orangistas de Drumcree.

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