_
_
_
_
EL AEROPUERTO DE LOS PROBLEMAS

Efecto en cadena

Barajas es un aeropuerto al límite de sus posibilidades. Existe una demanda superior de operaciones a la que puede ofrecer. Cualquier incidencia en su normal funcionamiento (huelga de celo de pilotos, reducción en el número de permisos de vuelo, cambio en el sentido del viento) produce una cascada de atrasos que va en aumento conforme pasan las horas. Los colapsos suelen comenzar por pequeñas demoras a primera hora de la mañana, y acaban con horas de retraso y cancelaciones masivas al caer la tarde.Esta insuficiencia crónica surge de la propia configuración del aeropuerto. Sus dos pistas sólo admiten 50 aeronaves cada hora (entre salidas y llegadas). Pese a ello, las compañías aéreas solicitan hasta 70 permisos de vuelo en determinadas horas del día.

Más información
Diez días en la 'ratonera' de Barajas

En esta situación extrema, cualquier problema en el aeropuerto tiene un efecto en cadena que puede llegar a ser desastroso. Así quedó demostrado el 10 de diciembre de 1996, cuando una máquina perforadora rompió por la mañana un cable eléctrico en Barajas y desató un pequeño incendio en la galería que conectaba la subestación eléctrica con el aeropuerto. En principio no era nada grave, pero bastó para poner en marcha el efecto Barajas, y, por la tarde, el aeropuerto cerró durante cinco horas. Fueron cancelados entonces 299 vuelos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_