Tragedia
La cosa había durado casi dos horas, pero no había sido ninguna obra de teatro de asunto serio y desenlace funesto, característicos de las tragedias clásicas. No fue tampoco una desgracia de consecuencias tremendas e irremediables. Pero ocupó casi todo el tiempo dedicado esa noche a la información en la primera cadena de la televisión estatal. Esa noche no existió nada más. Parecía que ni Clinton iniciaba un histórico viaje a China ni se celebraban, con aperitivo en forma de bomba incluido, unas no menos históricas elecciones en el Ulster. Ni siquiera parecía existir el juicio del caso Marey al que se había venido dedicando generosa información en los días anteriores. Por supuesto, de los triunfos de nuestros tenistas en la hierba de Wimbledon, ni una sola palabra. Nada de eso. Pero había tenido lugar una tragedia. Venían a la memoria las guerras de Ruanda y Bosnia, el asesinato de tres centenares de civiles en Argel, el terremoto que se llevó por delante importantes tesoros artísticos en Italia o el reventón de un depósito de agua que arrasó Melilla. Como en su día al informar de estos sucesos, esa noche los rostros de los locutores, de los corresponsales y de los enviados especiales reflejaban lo sucedido, tenían lo que los franceses denominan l"air tragique. Con caras largas, consternados, los periodistas ofrecían detalles del acontecimiento, que calificaban alternativamente de tragedia o desgracia, brindaban un relato minuto a minuto y entrevistaban a protagonistas, testigos presenciales, políticos y analistas. Todos tenían l"air tragique. Los términos tragedia y desgracia, adornados con más o menos adjetivos, según los casos, volvían a sonar en boca de unos y otros para referirse a lo acaecido. La opinión era unánime: estábamos ante un infausto suceso. Para la mayoría de los actores aquella noche había tenido consecuencias tremendas e irremediables. El suceso tuvo lugar el pasado miércoles en dos campos de fútbol: la selección española quedó apeada del mundial de fútbol de Francia pese a ganar por 6-1 a los búlgaros, porque los nigerianos perdieron contra Paraguay. Pero España va bien y en Kosovo, al parecer, todavía no se mascaba la tragedia.
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