Doblete de Ferrari en Magny Cours
Schumacher e Irvine dominan el GP de Francia y animan el Mundial de F-1
El Mundial de F-1 ha dejado de ser cosa de un solo equipo. El alemán Michael Schumacher y el irlandés Eddie Irvine lo confirmaron al copar las dos primeras plazas del Gran Premio de Francia, que se disputó en el circuito de Magny Cours. Fue una gran fiesta para el equipo Ferrari, que no lograba algo semejante desde el Gran Premio de España de 1990, con Alain Prost y Nigel Mansell. El predominio de Ferrari puso en entredicho la superioridad demostrada hasta ahora por la escudería McLaren Mercedes, que mantiene todavía a su primer piloto, Mika Hakkinen, en la primera posición del Campeonato del Mundo. El finlandés acabó ayer tercero, tras un acoso casi irracional al segundo Ferrari. Ahora sigue dominando el Mundial, con 50 puntos, pero sólo le lleva 6 a Schumacher.La carrera, como en el Gran Premio de Canadá, se inició con un incidente que marcó su desarrollo. El holandés Verstappen, que salía en 15ª posición, se quedó parado en la parrilla de salida y aunque fue esquivado por todos los participantes, el director de carrera decidió que debía repetirse la salida. Fue una decisión terrible para Hakkinen, que había realizado un excelente arranque y controlaba ya la carrera.
Sin embargo, en la segunda salida Schumacher partió disparado y su compañero de equipo Irvine caracoleó entre los dos McLaren y se situó segundo. En un circuito rápido pero sinuoso como el de Magny Cours, donde adelantar resulta realmente difícil, ésa es una situación idílica para cualquier equipo.
En realidad, fue la clave fundamental en que se basó la victoria de Schumacher. Irvine realizó una excelente función de retención y permitió a su líder de escudería rodar un segundo por vuelta más rápido que los demás. La distancia entre él y sus perseguidores era ya muy importante cuando entró por primera vez en los talleres para repostar y cambiar los neumáticos, en la vuelta 22ª. Ferrari no perdió nunca el liderato. Schumacher lo cedió a Irvine en aquellos momentos, pero lo recuperó poco más tarde, cuando el irlandés tuvo que pasar también por los talleres. El repostaje, en cambio, le costó la tercera posición al escocés David Coulthard, que perdió mucho tiempo por un problema con la manguera de suministro de carburante.
Superada la mitad de la prueba, la carrera estaba ya decidida. Schumacher rodaba con comodidad instalado en primera posición. Pero por detrás se desarrolló una batalla espectacular entre Irvine y Hakkinen por arañar los seis puntos de la segunda posición. Irvine fue inexpugnable y cerró bien los pocos accesos que podían permitir al finlandés adelantarle. En las últimas vueltas centraron todo el interés de la carrera y casi se tocaron varias veces, en intentos desesperados de Hakkinen por adelantar. Entraron separados por centímetros.
Por detrás se clasificaron el canadiense Jacques Villeneuve (Williams), ya a más de un minuto, y Alexander Wurz (Benetton) y David Coulthard (McLaren), a una vuelta.
El Mundial adquiere otra fisonomía tras esta octava prueba y a falta de otras nueve. La próxima se disputará en el circuito de Silverstone, en Gran Bretaña, el 12 de julio.
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