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Stoichkov se quedó mudo tras el partido

Àngels Piñol

No se detuvo ni un instante. Stoichkov abandonó el estadio de La Mosson cargado de ira. Su locuacidad del día anterior -había criticado el potencial de Bulgaria y España la víspera del partido- pasó a mejor vida. El delantero se negó a firmar un autógrafo a un voluntario apostado junto a los autocares de las dos selecciones. Dejó la maleta en el autocar, y salió del recinto. Allí le aguardaba su representante, Josep Maria Minguella, su mujer y sus hijas. No hubo tiempo para nadie más.

"Hemos sido los mejores y lo hemos demostrado de manera categórica en el primer tiempo por las oportunidades que hemos tenido", explicó Hristo Bonev, el imperturbable seleccionador búlgaro. "Y además", siguió el técnico, "el árbitro no ha señalado un penalti clarísimo de Sarabia a Stoichkov al principio del partido. Eso ha sido decisivo". Y se fue.

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