Inglaterra busca el anonimato

¿Quién sabe algo de Inglaterra?

La pregunta cae en el vacío. Nadie aventura una respuesta. Ni la prensa sensacionalista tiene últimamente dónde hincarle el diente a una selección que es un granero de sensaciones y espectáculos variados. Las noticias parafutbolísticas que emergen ahora del retiro de jubilados del equipo inglés (un hotel con su campo de golf cerca del exclusivo balneario de La Baule, en las proximidades de Nantes) se refieren a un equipo de imagen limpia a la fuerza (Glenn Hoddle, el seleccionador, ha impuesto la ley seca) y muy seguro, por lo menos externamente. Y las futbolísticas serían igual de aburridas (cerocerismo, juego de toque, adiós al alma inglesa) si no fuera por la irrupción, deseada por los mitómanos, en el equipo titular del jovencito delantero del Liverpool Michael Owen (18 años).

Hace una semana sólo se hablaba de las borracheras de Paul Gascoigne y de las ídem de Teddy Sheringham (y su no subsiguiente exclusión). Pero ahora todo se ha vuelto serio.

El martes, los ingleses jugaron un partido contra un equipo de Segunda. Resultado: 1-0. El amistoso sólo sirvió para que los numerosos grupos de presión a favor de la inclusión de Owen en el equipo titular se frotaran las manos. El joven prodigio del Liverpool (un retaco de 18 años)ocupó el sitio de Sheringham. ¿Maniobra de castigo? Hoddle sigue empeñado en cambiar la imagen de su selección. Ya no se habla de alcohol. Si acaso, de Owen.