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Condenada por engañar a la policía y quedarse un Cartier de oro

Una juez de Madrid ha condenado a un total de 11 meses de cárcel a una acaudala mujer que logró engañar a la policía y se quedó un reloj Cartier de oro, valorado en 1.200.000 pesetas, de la exposición de joyas robadas que se celebró en la comisaría de Ventas durante los meses de mayo y junio de 1994. Otro juez de la plaza de Castilla investiga en este momento a otras personas que, con el mismo procedimiento, el engaño, se llevaron joyas que supuestamente no les pertenecían de esta exposición.

La condenada, María Coronel de Palma, acudió a la comisaría con una factura de una joyería e indicó a los agentes que el Cartier de oro le pertenecía, pues le había desaparecido en una fiesta que dio a amigos suyos en su lujoso domicilio. Para demostrar que era cierto lo que decía, presentó una factura y una certificación de garantía del reloj supuestamente emitidas por la joyería Vargas. Ambos documentos, según la sentencia, "eran falsos", dictamina la juez María Teresa Arconada en su sentencia. La condena es por delitos de estafa y falsedad. Coronel de Palma tendrá que devolver el reloj, o su importe, a los agentes de la comisaría, según el fallo judicial.

"Versión poco creíble"

En la sentencia, la juez desmonta las explicaciones que dio Coronel de Palma en el juicio sobre lo ocurrido con el reloj. La acusada señaló que el reloj se lo había regalado a ella, en 1989, el hermano de un novio suyo ya fallecido, y que poco después reclamó a la joyería Vargas que le hiciese un duplicado de la factura. De ser así, argumenta la juez, carece de sentido que el regalo se hiciese en 1989 y que la factura tenga fecha de 1992. La acusada afirmó, además, que el hecho de que el joyero Vargas haya tachado de falsa la factura se debe a que la familia de su novio "tiene mucha influencia con el joyero" y, según ella, le ha "obligado a decir que la factura es falsa". La juez considera esa versión "poco creíble", ya que el joyero ha testificado que esa factura ni siquiera "está hecha en su joyería".En el juicio, la acusada dijo también que ya no posee el Cartier de oro porque se lo habían robado del bolso cuando caminaba por la calle. Este argumento, señala la juez, "también es bastante raro". Y lo explica: "Es raro que un reloj de un valor superior al millón de pesetas se lleve de paseo en el bolso en lugar de llevarlo puesto".

También le parece extraño a la juez "que en fecha 6 de septiembre de 1995 [después del robo del bolso] el presunto ladrón" llevase ese mismo reloj para repararlo "a un concesionario oficial de Cartier", y que ese concesionario esté situado "en el mismo lugar donde trabaja la acusada". "De todas estas actividades", concluye la magistrada, "podemos inferir que la acusada ideó las facturas y la garantía falsas para engañar a la policía y lograr que le entregasen un Cartier de un valor superior al millón de pesetas".

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