Un humilde más entre los grandes
Jamás un final de fiesta desató tanta pasión. Eran las 23.40 del domingo cuando Díaz Vega pitaba el final del encuentro en Santiago. A 1.000 kilómetros de distancia, en Vila-real, un estallido de júbilo y euforia. Unos 8.000 aficionados congregados en la plaza Mayor exteriorizaban su alegría y bailaban al son del peculiar himno del Submarino amarillo -la canción de los Beatles convertida en símbolo del equipo-. El Villarreal, por primera vez en sus 75 años de historia, representará a la provincia de Castellón en la élite del fútbol español. Ubicada en La Plana y con 40.000 habitantes, Vila-real ha experimentado una transformación en su economía en los últimos años. De ser una población eminentemente rural ha pasado a ser el más importante centro de la industria cerámica del país y su renta per cápita ha aumentado considerablemente. La misma metamorfosis que ha experimentado su equipo de fútbol desde la llegada a la presidencia del club de Fernando Roig (propietario de una prestigiosa firma de cerámica afincada en la provincia de Castellón) y a su vez presidente del Pamesa Valencia, actual campeón de la Copa del Rey de baloncesto. Su incursión en el mundo del fútbol se produjo a finales de la pasada campaña. Con actitud empresarial, se trazó como objetivo inmediato el cambio de infraestructuras y profesionalizar al máximo todas las áreas del club. La primera transformación la ha sufrido el estadio municipal. Para la temporada venidera el Madrigal pasará a contar con un aforo de 10.000 localidades, todas de asiento. Asimismo, en octubre se inaugurará la Ciudad Deportiva, con ocho campos de entrenamiento y con un coste de 700 millones de pesetas. Roig se trazó como meta ascender al equipo a la máxima categoría en un plazo de tres años. El premio ha llegado antes. El éxito de este modesto club ha sido el producto de una buena planificación y del trabajo bien hecho. Con apenas 550 millones de pesetas de presupuesto y con la inestimable colaboración del Valencia, el Villarreal ha confeccionado una plantilla competitiva. La conjunción de veteranos experimentados en Primera, caso de Robert, Serer y Arroyo; y jóvenes ansiosos de jugar en ella, caso de Medina, Javi Prats y Javi Sanchis, ha aupado al Villarreal a lo más alto. Pero sobre todo hay que destacar a un hombre: Andrés Palop. El portero de 24 años nacido en L"Alcúdia y perteneciente al Valencia ha sido el jugador clave en el ascenso del Villarreal. Todos estos jugadores, dirigidos por un curtido técnico, José Antonio Irulegui, cuestionado en un principio y desde el domingo, adorado. Su secreto: humildad y trabajo diario. Tras un inicio de liga titubeante