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Reportaje:

Los Gonell vuelven a casa

María Fabra

Los Gonell, estudiantes, comerciantes, catedráticos, curas, controladores aéreos, niños, ancianos, agricultores, profesores... De 1 a 93 años. Son más de quinientos y todos tienen un apellido común. En una familia de estas dimensiones cabe de todo; no en vano han necesitado más de 14 metros de papel para plasmar parte de su árbol genealógico. Ajenos a los programas televisivos que exhiben a la audiencia el encuentro de familiares distanciados o casi desaparecidos, los Gonell han organizado su encuentro particular. Ayer, la localidad castellonense de Xodos reunió a cerca de 250 de ellos, procedentes de los más diversos puntos de la geografía española, aunque principalmente de miembros de la familia que residen en Barcelona, Tarragona y Castellón. También llegaron de Francia, aunque la saga cuenta con representación en Alemania, Canadá y Estados Unidos. En el mismísimo barrio del Bronx, para ser exactos, existe una docena de personas que se apellidan Gonell y que mantienen nombres tan de ir por casa como José, Francisco o Daniel. La idea surgió en la localidad barcelonesa de Olesa de Montserrat cuando se intentó reunir a primos, sobrinos, tíos, abuelos y demás parientes. En un principio, Samuel Gonell pensó que lo más fácil era buscar en la guía de teléfonos de la provincia y puso manos a la obra, aunque según avanzaba en sus investigaciones vio cómo el trabajo se hacía cada vez más complejo, a la vez que se disipaba su creencia de que el apellido había surgido de Olesa. Ahora, Samuel afirma que desde hace tres siglos el apellido Gonell ha estado presente en Xodos, por lo que considera que las siete generaciones localizadas descienden de este municipio de L"Alcalatén, en el que durante el invierno el número de habitantes no llega al centenar. Samuel ha sido el Lobatón particular de esta familia que ha encontrado en las escarpadas calles de Xodos su plató particular. Comenzó con cartas y llamadas telefónicas. Hubo respuestas de todo tipo, algunas receptivas y otras teñidas de escepticismo. "Pero ninguno me colgó el teléfono", asegura, porque algo que parece también común a todos ellos es la curiosidad por conocer sus orígenes. Poco a poco entraron en contacto con nuevos Gonells a los que ya se podía ofrecer una referencia familiar. Finalmente, Samuel procedió a incluir el llamamiento en Internet, con el que ha conseguido localizar a buena parte de la saga que se encuentra en países extranjeros. La curiosidad reinó en el masivo encuentro celebrado ayer en Xodos, durante el cual todos aseguraron, con rotundidad, no pertenecer a familias excesivamente numerosas.

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